La campaña del melón cultivado en las tierras sicilianas del consorcio Mundial, punto de referencia de la producción de alta calidad en la franja costera comprendida entre Licata, Palma di Montechiaro, Ispica y Pachino, toca a su fin. Ha sido un año positivo, tanto desde el punto de vista cualitativo como comercial, como confirma el presidente del consorcio, Domenico Raneri.
Domenico Raneri.
"Como siempre, empezamos con el trasplante en diciembre y, gracias también a las favorables condiciones meteorológicas, pudimos tener un escalonamiento adecuado de la producción. Desde el punto de vista agronómico, no hubo problemas fuera de lo normal. Siempre hay patologías presentes, pero si se trabaja bien el suelo, se tratan correctamente los invernaderos y se presta atención a la aireación, se pueden mantener bajo control", explica Raneri. "No ha habido picos excesivos de volúmenes y hemos evitado las caídas de precios que en el pasado afectaban a la campaña en periodos de sobreproducción. Desde hace unos años podemos planificarlo todo con mayor precisión".
Así pues, en términos generales, el balance es positivo. "A nivel de producción y de calidad, estamos satisfechos. Incluso en las últimas semanas de la campaña, el grado Brix sigue siendo elevado. Los precios han sido satisfactorios, en línea con el año pasado y, desde luego, mejores que hace dos o tres años. La producción se ha mantenido en los mismos volúmenes, pero con una remuneración más estable", subraya Raneri.
Casi todo el producto se destina al mercado italiano, en particular a los centros agroalimentarios. Las exportaciones siguen siendo marginales, principalmente por una cuestión de posicionamiento comercial: "Nuestro melón es un producto de alta calidad que requiere una inversión más elevada. En cambio, la gran distribución organizada (GDO) extranjera busca un producto más barato y adaptado a este modelo comercial".
Apuntar a la IGP para crecer
Desde el punto de vista de la exportación, la gran noticia para 2025 es el inicio del procedimiento para el reconocimiento de la IGP (indicación geográfica protegida) del Melone di Licata, que supondría una importante palanca para potenciar y distinguir el producto.
"Con la IGP podríamos afirmar con más fuerza la singularidad de nuestro melón, lo que también podría abrirnos las puertas de la gran distribución internacional. Por eso hemos creado un comité para el reconocimiento. Si el proceso va bien, podremos ampliar la zona de producción, que actualmente cuenta con unas 800 hectáreas, a otros municipios de la provincia de Agrigento", concluye Raneri.
Fotos: Biagio Tinghino
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