CRISPR/Cas9 no es solo una herramienta científica; representa un cambio notable en la agricultura actual. Su capacidad para editar genes en plantas y animales, sin incorporar material genético externo, ofrece una alternativa más rápida y eficiente que los métodos tradicionales. Esto permite a los agricultores cultivar especies con mayor resistencia y menor dependencia de insumos químicos, mientras que los consumidores pueden disfrutar de alimentos de gran calidad y plena trazabilidad.
Bajo las NTG o "nuevas tecnologías de mejora vegetal", CRISPR incentiva modificaciones como la tolerancia a enfermedades, optimización de la absorción de nutrientes o supresión de alérgenos, preservando la genética del cultivo. Este enfoque apunta a la sostenibilidad y es mejor recibido por consumidores.
El microbiólogo Francisco Mojica, en Elche, identificó por primera vez las repeticiones CRISPR en los 90, en microorganismos de las salinas de Santa Pola. Planteó que era un sistema inmune adaptativo en procariotas. En 2012, Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna avanzaron al convertirlo en una herramienta operativa para la edición de genes en múltiples organismos. Aunque Mojica no fue laureado con el Nobel, su trabajo fue reconocido por la Academia Europaea en 2024.
En Países Bajos, se ha utilizado CRISPR para reforzar el tomate contra el mildiu y ciertos virus sin afectar su rendimiento. En España, ensayos con brócoli resistente a suelos salinos abren posibilidades para cultivos en terrenos deteriorados por salinidad. Además, CRISPR mejora la calidad organoléptica y nutricional de las hortalizas, incrementando azúcares, pigmentos y antioxidantes.
España y Europa enfrentan el reto de equilibrar regulación, vigilancia y aceptación social. Mientras otros países como Argentina y Brasil avanzan con normativas más flexibles, la UE permanece en la discusión de clasificar las ediciones genéticas bajo la regulación de OGMs, complicando la adopción de estas herramientas. Un análisis reciente de Javier de Sebastián resalta la urgencia de avanzar en la regulación europea para evitar perder competitividad en el sector agroalimentario.
Fuente: agrodigital.com