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La revolución de la inteligencia artificial en la seguridad alimentaria

La inseguridad alimentaria afecta a 828 millones de personas a nivel global, según la FAO, y el cambio climático complica este escenario, destacando la necesidad de soluciones agrícolas más eficientes. En este contexto, la agricultura interior con sistemas autónomos y gestionados por inteligencia artificial (IA) y robótica, se presenta como una posible solución, especialmente en regiones con escasez de tierras cultivables.

En invernaderos convencionales, se utilizan técnicas como el riego por goteo y los sensores de humedad para optimizar el uso del agua. Sin embargo, estas prácticas pueden resultar imprecisas. Con la agricultura representando el mayor consumo de agua global y más de dos mil millones de personas sufriendo de escasez hídrica, es crítico encontrar formas innovadoras para utilizar el recurso eficientemente.

Investigadores de la Universidad Simon Fraser desarrollaron un robot de detección, impulsado por IA, que monitorea de manera autónoma las necesidades hídricas de las plantas de tomate. Este sistema, conectado a través de señales eléctricas, reduce el desperdicio y optimiza la salud de las plantas, promoviendo una gestión hídrica más precisa.

Los avances en robótica permiten el monitoreo continuo de la salud de las plantas, cumpliendo intervenciones precisas y oportunas. El monitoreo de señales fisiológicas ha demostrado que los sensores, percibiendo señales eléctricas, pueden ofrecer datos específicos en tiempo real, mejorando el cuidado de los cultivos. Las innovaciones en imagen multiespectral y aprendizaje automático han aumentado la detección de enfermedades y estrés en plantas, integrándose con robots para un monitoreo integral de la salud vegetal.

Esta tecnología supera el riego, interpretando señales para gestionar nutrientes y monitorear el ambiente de forma autónoma. La robótica multifuncional optimiza recursos y aumenta los rendimientos, apoyando la seguridad alimentaria global con una gestión vegetal integral.

El potencial reside en soluciones escalables y adaptables. La colaboración internacional es clave para compartir conocimientos y desarrollar estrategias efectivas en regiones afectadas por escasez hídrica y cambio climático. En Tanzania y Asia-Pacífico, regiones con limitaciones tecnológicas y efectos climáticos adversos, es esencial adaptar estas soluciones para los agricultores, creando sensores accesibles y sistemas de IA que operen en diversas condiciones ambientales.

El objetivo es desarrollar robots de detección accesibles para pequeñas explotaciones agrícolas, ofreciendo monitoreo en tiempo real para mejorar rendimientos y reducir desperdicios. Estos sistemas sostendrán ecosistemas agrícolas resilientes, contribuyendo al objetivo de la ONU de erradicar el hambre. La adaptación desde invernaderos a la agricultura global requiere colaboración, políticas de apoyo y el intercambio de conocimientos, facilitando la implementación de sistemas inteligentes de gestión de agua y empoderando a agricultores globalmente para una producción sostenible.

Fuente: https://larepublica.es