En las Bases Antárticas argentinas, un programa innovador permite la cosecha de verduras frescas todo el año. Liderado por Jorge Birgi, ingeniero agrónomo del INTA en Santa Cruz, el proyecto surgió en 2015 para reducir el consumo de enlatados en las bases argentinas. Tras desarrollar el Módulo Antártico de Producción Hidropónica (MAPHI), este sistema ahora opera en las bases Marambio, Esperanza y recientemente en Belgrano II.
El proyecto es una colaboración del INTA, la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, el Comando Conjunto Antártico y la Dirección Nacional del Antártico, con el apoyo de la EEA Mendoza del INTA que certifica las semillas. Desde 2022, los módulos MAPHI producen lechuga, rúcula y aromáticas, adaptando la producción a las necesidades de cada base. "Quiero destacar la capacidad del INTA para articular estas iniciativas", indicó Birgi, quien recalca el impacto positivo en la alimentación y moral del personal en las bases.
El primer MAPHI instalado en Marambio en 2022 facilitó el camino para la implementación de más módulos. En 2024, comenzó la producción en Belgrano II. Estos módulos permiten el cultivo en condiciones hidropónicas dentro de contenedores marítimos que utilizan lámparas de sodio para calentar y permitir el crecimiento en temperaturas exteriores extremas.
Los germinados, de alto valor nutricional, se adaptan a los requerimientos específicos de cada base. El diseño del MAPHI permite que personal en Belgrano II pueda observar los cultivos desde el comedor, creando una conexión entre el espacio vital y la producción de alimentos.
El INTA coordina la producción y monitoreo remoto de los módulos, mientras que el sistema informático desarrollado por la UNPA permite controlar las condiciones internas. Otros países han mostrado interés en el proyecto argentino, aunque su enfoque es la producción eficiente de alimentos para las bases, optimizando recursos disponibles localmente.
Este sistema no solo contribuye a mejorar la calidad de las bases argentinas, sino que evalúa la resistencia de equipos y diseños en condiciones extremas. Este ensayo puede beneficiar a otras regiones con desafíos similares debido a suelos deficientes o climas extremos. "Este sistema no solo mejora la calidad de vida en las bases antárticas, sino que también pone a prueba equipos, componentes y diseños en un entorno extremo", señalaron desde el INTA Santa Cruz.
Fuente: lanacion.com.ar