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EE. UU. se prepara para restablecer el arancel al tomate importado de México

Estados Unidos se prepara para volver a imponer un arancel del 20,91% a los tomates frescos importados de México al concluir un acuerdo comercial de larga duración. Dado que el 93% de las importaciones estadounidenses de tomate proceden de México, se espera que este cambio de política afecte a los productores y a las cadenas de suministro de toda la frontera.

El Acuerdo de Suspensión de 1996 sobre los Tomates Frescos procedentes de México, cuya expiración está prevista para el 14 de julio, había eludido anteriormente los aranceles antidumping formales y había mantenido un flujo constante de importaciones de tomate a precios estabilizados. La expiración de este acuerdo genera incertidumbre respecto a los calendarios de producción, los marcos de distribución y la disponibilidad de mercado, tanto a nivel nacional como internacional.

El cambio en la política comercial se deriva de las acusaciones que desde hace tiempo vienen haciendo los productores estadounidenses contra sus homólogos mexicanos por vender a precios inferiores. "El acuerdo evitó la imposición de aranceles formales a cambio de una supervisión estricta de los precios, el etiquetado y el control de calidad", señala el Departamento de Comercio de los Estados Unidos. El acuerdo se renegoció por última vez en 2019 debido a la presión interna de los grupos agrícolas liderados por la Florida Tomato Exchange, que sostenían que el acuerdo no abordaba los desequilibrios competitivos.

Mientras que los defensores del restablecimiento de los aranceles argumentan que promueve la competencia leal y apoya los empleos agrícolas nacionales, hay aprensión entre los actores de la industria. La Fresh Produce Association of the Americas ha advertido de que los precios del tomate al consumidor podrían aumentar hasta un 50%, aunque sigue siendo una proyección especulativa.

Los aranceles afectan sobre todo a los envíos de tomate mexicano, especialmente críticos durante los meses de invierno en Estados Unidos. Las consecuencias se extienden a las tendencias del empleo en zonas agrícolas mexicanas clave como Sinaloa, con posibles reducciones de la demanda de mano de obra que afecten a los trabajadores agrícolas, los operadores de envasado y el personal de logística de exportación. El mercado estadounidense también podría experimentar ajustes en el abastecimiento, lo que afectaría a restaurantes y retailers de alimentación.

Según las previsiones para 2025 del Departamento de Agricultura de EE. UU., los productores mexicanos ya están reduciendo la siembra para el ciclo otoño-invierno, un típico periodo de máxima exportación, para compensar la reducción de las cosechas estadounidenses en los meses más fríos. A nivel nacional, aunque estados como Florida y California lideran la producción, no satisfacen completamente la demanda de consumo nacional. Esta brecha podría hacer necesario recurrir a productos alternativos o a importaciones de otras regiones, aunque ninguno de los dos ofrece un sustituto completo para el déficit previsto en los volúmenes de tomate.

Fuente: Econostrum