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Piratería de semillas en México: costos y peligros a considerar

En el contexto agrícola mexicano, la piratería de semillas implica riesgos diversos para productores en invernaderos de alta tecnología. Mario Puente, director ejecutivo de AMSAC, advierte de riesgos graves como la introducción de plagas del suelo y la pérdida total de cultivos debido al uso de semillas pirata.

AMSAC, una organización no lucrativa con 53 años de trayectoria, representa a 90 empresas de semillas mejoradas. Estas semillas abarcan desde hortalizas y granos hasta forrajes. AMSAC busca ser la voz de la industria, actuando como el primer eslabón en la cadena de producción alimentaria. Sus programas de mejoramiento genético integran características directamente en las semillas, creando cultivos resistentes a plagas y con vida útil prolongada.

La colaboración con el Consejo Nacional Agropecuario es clave. AMSAC interactúa con productores de distintas industrias dentro de la cadena de valor, como el aguacate y el tomate. Juntos abordan problemas comunes, como políticas públicas y acuerdos comerciales como el T-MEC 2026.

México tiene programas efectivos para producir semillas mejoradas, siendo autosuficiente en semilla de maíz. Aunque técnicas avanzadas, como la edición genética, se mantienen en fase experimental en instituciones como el CINVESTAV, una falta de regulación explícita impide su uso comercial. Esto podría hacer al país dependiente de tecnología extranjera, una desventaja competitiva.

El impacto económico de las semillas ilegales alcanza los US$1.7 mil millones, aproximadamente el 10% del mercado de semillas en México. La búsqueda de precios bajos incita a algunos agricultores a adquirir semillas pirata sin conocer los riesgos. Productos ilegales suelen carecer de calidad, resultando en bajas tasas de germinación y pérdida de cultivos. Plagas como los nematodos pueden contaminar la tierra durante años.

AMSAC educa a través de campañas de comunicación sobre los peligros de las semillas pirata, aconsejando solo comprar en establecimientos formales. En colaboración con el gobierno, trabajan para que se actúe cuando las semillas falsificadas sean detectadas, implicando a entidades como SADER y SNICS.

Al buscar semillas certificadas, los agricultores deben verificar calidad sanitaria, genética y fisiológica, acorde a la Ley de Producción y Comercio de Semillas. AMSAC promueve la certificación gubernamental a través del SNICS como garantía adicional.

AMSAC busca establecer un marco legislativo actualizado que permita el progreso conforme a tecnologías modernas de mejoramiento genético, apoyando así la autosuficiencia alimentaria. En conjunto con programas como "Cosechando Soberanía", se proveen semillas híbridas y asistencia técnica para aumentar rendimientos y competitividad de los agricultores en México.

Fuente: amsac.org.mx