En los últimos años, el uso de bioinsumos ha ganado terreno entre los productores brasileños, impulsado inicialmente por la presión de los importadores europeos para reducir el uso de químicos.
Luiz Barcelos, director de Abrafrutas, destaca que supermercados como Lidl y Aldi exigieron niveles de residuos hasta un 70% por debajo del código alimentario de la FAO. Esta exigencia motivó el desarrollo de alternativas biológicas más sostenibles para el control de plagas y enfermedades.
"Los bioinsumos incluyen microorganismos (hongos y bacterias) y macroorganismos (insectos predadores) que permiten controlar plagas sin dejar residuos químicos. En Agrícola Famosa, uno de los mayores productores de melón del país, las enfermedades de suelo ya se controlan en un 100% con hongos. Además, aproximadamente el 70% de los químicos empleados en el control de plagas han sido reemplazados por soluciones biológicas, con el objetivo de seguir reduciendo su uso", explica.
Barcelos asegura que los resultados son notables: "Las plantas están más equilibradas y sanas, los frutos tienen más sabor, mayor vida útil y mejor concentración de azúcares (Brix). Y lo más importante, los costos de producción son menores". Según explica, la agricultura regenerativa que están aplicando no busca cumplir con la normativa orgánica, pero sí alcanzar niveles mínimos de residuos químicos.
Uno de los principales desafíos técnicos ha sido el cambio cultural. "Muchos agrónomos y productores están formados bajo el paradigma químico. Adaptarse a un modelo basado en el equilibrio ecológico requiere una mentalidad abierta y manejo personalizado según clima, cultivo y tipo de suelo", explica Barcelos. A diferencia de los productos químicos, los biológicos no ofrecen resultados inmediatos ni siguen una receta universal.
"A nivel legal, hasta diciembre de 2023 Brasil carecía de una legislación clara sobre los bioinsumos. Esto generaba incertidumbre, alimentada por campañas de desinformación promovidas por ciertas industrias químicas. Con la promulgación de la nueva ley, y el trabajo conjunto entre productores, asociaciones y el Ministerio de Agricultura, se logró un marco regulatorio que da seguridad jurídica al sector", detalla.
Una innovación clave ha sido la técnica de "multiplicación on farm", que permite a los productores replicar microorganismos benéficos como el hongo Trichoderma directamente en sus fincas. Este sistema, de bajo costo, mejora la eficiencia del tratamiento y permite mayor autonomía al agricultor.
El impacto también se extiende al mercado. "Los compradores internacionales valoran mucho este enfoque y realizan auditorías frecuentes. Ahora falta que el consumidor final reciba esta información para fortalecer aún más la demanda", afirma Barcelos. Además, destaca que esta tecnología también puede beneficiar a pequeños productores si se impulsan políticas de formación, asistencia técnica y cooperativismo para democratizar el acceso.
"El uso de bioinsumos en Brasil no solo es una tendencia creciente, sino una respuesta concreta a los retos ambientales, económicos y comerciales de la agricultura moderna", concluye.
Para más información:
Luiz Barcelos
Abrafrutas
Brasil
Tel.: +55 85 99199 9415
[email protected]
www.abrafrutas.org