Es una época relativamente ajetreada para la empresa bretona Solarenn: la temporada de tomates (el producto estrella de la cooperativa) está en pleno apogeo. "Todas las variedades, incluidas las más recientes, están en producción. Recogemos unas 1.000 toneladas a la semana", explica Isabelle Georges, directora general de Solarenn.
Afortunadamente, este aumento de la producción ha coincidido con una mejora del mercado, que hace unas semanas era especialmente difícil: "El mercado del tomate cherry, en particular, fue muy malo en mayo, lo que provocó un elevado nivel de existencias. La competencia de los productos extranjeros fue muy dura, luego se calmó un poco en junio, y desde hace unos quince días hemos podido volver a la normalidad. Llevamos dos semanas de mucho movimiento y trabajamos con unas existencias mucho más cómodas y, por tanto, con una calidad estable en el tiempo. Esperamos que esta situación se mantenga".
En cuanto al fuerte calor, si bien no ha afectado a la calidad de la fruta recolectada, puede haber influido en los volúmenes de septiembre: "Aunque no hemos alcanzado temperaturas máximas en algunas regiones de Francia, sí hemos registrado temperaturas de 36, 37 °C. El calor influye en la calidad de la fruta recolectada. Las altas temperaturas afectan a la polinización y, contrariamente a la creencia popular, los tomates no las toleran. Todavía no tenemos una idea clara del impacto de estas altas temperaturas. Ya sabemos que las flores se han visto afectadas, pero las consecuencias varían de una variedad a otra. Tenemos que esperar a que las plantas se desfloren un poco para hacernos una idea más clara de la situación".
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Nathalie Jouan
Solarenn
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