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Reino Unido tendrá una de las instalaciones de horticultura baja en carbono más grandes de Europa

El proyecto de invernaderos en Bradwell, Essex, plantea una transformación en el cultivo de alimentos y gestión de residuos. Previsto para 2027, el complejo de Rivenhall podría ser la instalación de horticultura baja en carbono más grande de Europa, abarcando 40 hectáreas para producir 30.000 toneladas de tomates anualmente, representando el 6% del consumo del Reino Unido.

Este proyecto intenta cerrar círculos aprovechando el calor de la incineración de residuos para calentar invernaderos y disminuir la dependencia de vertederos, reduciendo la producción de metano, un potente gas de efecto invernadero. Así, se busca también reducir la necesidad de importar alimentos desde regiones afectadas por el cambio climático.

Situada junto a la planta de gestión de residuos de Rivenhall operada por Indaver, esta instalación incinerará residuos domésticos generando vapor. Parte de este vapor se utilizará para generar electricidad y otra parte para mantener una temperatura constante en el invernadero durante todo el año.

Además, el proyecto incorpora un sistema de captura de carbono para reducir emisiones de gases de efecto invernadero. Este sistema extraerá 20.000 toneladas de CO₂ anualmente de los gases de combustión y las canalizará al invernadero para favorecer el crecimiento de las plantas. Sin embargo, esta captura representa menos del 10% de las emisiones típicas de instalaciones similares.

El complejo también incluirá 13 hectáreas de invernaderos con iluminación artificial y una granja vertical en un hangar de la RAF, todo dirigido a una producción de alimentos independiente de combustibles fósiles y resistente al clima. Según el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, el 30,8% de los residuos domésticos de Inglaterra fue a vertederos en 2023. La estrategia de Rivenhall podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% en comparación con los vertederos.

Para asegurar su estatus bajo en carbono, las emisiones netas por kilogramo de tomate deben ser verificadas, estableciendo una línea base clara para su comparación. Proyectos como Rivenhall deben integrarse técnicamente, con una contabilidad precisa de emisiones y un rendimiento eficiente de captura de carbono. Además, las normativas de biodiversidad del Reino Unido exigen que se mejoren los hábitats naturales y la fauna del sitio.

En el contexto de prácticas de gestión de residuos e importación de alimentos, el modelo de Rivenhall podría ser una solución para abordar la seguridad alimentaria y el desperdicio. Aunque no sustituye la prevención de residuos y diseño circular, este proyecto presenta un enfoque innovador para alimentar y gestionar residuos, situándo el costo ambiental del consumo más cerca del lugar de producción.

Fuente: gestoresderesiduos.org