Países Bajos está en pleno verano y eso también se nota en los invernaderos, en los que los cultivos se benefician de la abundante luz solar que traen estos meses. Sin embargo, más sol no siempre es mejor. Al igual que las personas, las plantas también tienen sus límites. Todos los cultivos hortícolas tienen unas necesidades máximas de luz. Sobrepasarlo puede acarrear problemas.
Luz solar: fortaleza y vulnerabilidad
La luz solar es esencial para la fotosíntesis y, por tanto, para el crecimiento y la producción. Pero en cuanto los niveles de luz superan lo que el cultivo puede soportar, surge el estrés. Esto puede provocar problemas de calidad, como frutos quemados, podredumbre apical, cuajado irregular o estancamiento del crecimiento. Los riesgos se elevan durante periodos de sol y calor persistentes.
Los datos aportan resultados
Determinar las necesidades máximas de luz no es una cuestión de intuición. Requiere conocer bien la variedad, sus fases de crecimiento y las condiciones del invernadero y sus alrededores. Además, en la práctica suele ser difícil hacerse una buena idea de la cantidad real de luz que reciben las plantas. Los niveles de luz varían según el día, el momento e incluso dentro de una misma zona del invernadero. Esto es precisamente lo que hace que lograr mantener un buen equilibrio sea tan complejo.
Para facilitar esta tarea, cada vez se recurre más a datos y herramientas digitales. Una de estas herramientas es ProJoules, una plataforma que ayuda a los productores con la planificación de los cultivos, pero también proporciona información sobre la absorción de luz a nivel de planta. Combinando esta información con el conocimiento sobre la planta y las estrategias de cultivo se obtiene una imagen más clara de lo que el cultivo puede soportar.
"De este modo, además de facilitar una mejor respuesta a las condiciones actuales, también se puede hacer previsiones y realizar ajustes en el momento adecuado. La gestión de la luz se convierte así en una tarea concreta y bien fundamentada", afirma Wim van Wingerden, creador de ProJoules.
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Uso inteligente de la luz
Una forma bastante común de gestionar la luz es usando recubrimientos en la cubierta del invernadero. Filtrar selectivamente la luz solar permite mantener un equilibrio para la planta, incluso en los momentos de máxima irradiación.
Otra alternativa es utilizar pantallas de sombreo. Estas bloquean la luz, pero a menudo dejan pasar el calor. "El uso de medidores de PAR, tanto en el exterior como en el invernadero, ofrece al productor un mayor control sobre la intensidad real de la luz. Una gestión adecuada de la luz evita sobrecargar el cultivo y permite mantener tanto la producción como la calidad de la fruta a muy buenos niveles".
De cara al otoño
Según Wim, antiguo agricultor y ahora asesor de cultivo, lo que hace un agricultor ahora también afectará a la siguiente cosecha. "A una planta que sufra demasiado estrés en verano le costará más recuperarse y rendirá menos en otoño. Invirtiendo precisamente ahora en conocimiento, supervisión y aplicaciones inteligentes, como la optimización de la cantidad de luz y el cultivo basado en datos, se persigue conseguir un cultivo fuerte que siga rindiendo bien después del verano".
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