El chile (capsicum spp.) es uno de los productos más importantes del campo, un ingrediente indispensable en la gastronomía y se encuentra fuertemente ligado a la identidad cultural de los mexicanos.
Originario de México y cultivado desde tiempos precolombinos, el chile es una hortaliza que ha formado parte de la dieta de varias culturas —tanto prehispánicas como modernas—. De hecho, las evidencias muestran que su existencia data desde hace 10 mil años porque en las cuevas de Guilá Naquitz, en el valle de Tlacolula, Oaxaca; y de Coxcatlán, en la región de Tehuacán, Puebla, los arqueólogos descubrieron restos de esta planta de entre los años 6,900 a.C. y 5,000 a.C.
Las campesinas y los campesinos han hecho importantes aportes a la diversidad genética del chile, a través de la selección y cruza de plantas para mejorar su color, sabor, tamaño, propiedades medicinales y nutritivas a lo largo del tiempo. Actualmente, en el continente americano existen 35 especies de capsicum originarias; dos de ellas han sido domesticadas en México, el chile tabasco o paradito (C.frutescens) y más de 100 morfotipos de C. annuum var. annuum.
Este último incluye una gran variedad de chiles como los chiltepines, jalapeños, serranos, pimientos morrones, de árbol, ancho, guajillo y pasilla, lo que convierte a nuestro país en el centro de diversificación y domesticación de C. annuuum.
Incluso, de las 79 variedades de chile que aparecen en el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales, 57 son C. annuuum y el resto corresponde al chile habanero (15) y chile manzano (7).
Asimismo, alrededor del territorio nacional existen 64 tipos de chiles criollos, de los cuales 25 se ubican en Oaxaca, 12 en Guerrero, 10 en Puebla, nueve en Veracruz y los restantes en otras entidades.
Esta gran variedad de chiles es vital para la gastronomía mexicana, al estar presente en 90% de los platillos que son preparados en el país.
Fuente: gob.mx