En el polígono industrial de Chantada, Galicia, las instalaciones de Ekonoke desarrollan un cultivo hidropónico interior de lúpulo. Esta empresa, con sede inicial en Madrid, planea extenderse internacionalmente, ubicándose cerca de cerveceras, como la nueva planta de una hectárea en Arteixo. Javier Ramiro, cofundador de Ekonoke, afirma que "la idea es que lo que viaje sea el conocimiento".
El sistema hidropónico de Ekonoke evita elementos orgánicos para minimizar el riesgo de patógenos. En sus inicios, los rizomas de campo ocasionaron problemas debido a huevos y microorganismos. Con el uso de flor in vitro, seleccionan los ejemplares óptimos y colaboran con el laboratorio Cultigar para garantizar ausencia de patógenos.
La inteligencia artificial es integral en el proyecto, con sensores que permiten monitorizar y ajustar las condiciones de crecimiento. La producción global de lúpulo se destina en un 95% a la cerveza, mientras el resto se aprovecha en sectores farmacéuticos y cosméticos. El xanthohumol del lúpulo se utiliza con éxito en tratamientos contra el cáncer y la 8PN es beneficiosa para la menopausia.
El análisis de la ruta metabólica optimiza las aplicaciones comerciales de cada cosecha. Ramiro destaca que la calidad del lúpulo cervecero se mide por sus alfaácidos y aceites esenciales, fundamentales para el sabor y aroma.
Según Ramiro, "hacemos un reaprovechamiento integral de casi toda el agua que empleamos, e incluso trabajamos en reutilizar la que usan las industrias". La gestión hídrica es estricta, con reciclaje de lixiviados y humedad.
El consumo eléctrico, el costo más alto, se mitiga parcialmente con paneles solares. Sin embargo, la iluminación intensiva incrementa el gasto. El secado y peletización son esenciales para preservar la calidad y facilitar el uso del lúpulo en la cerveza.
El modelo de producción continua de Ekonoke permite una cosecha cada mes y medio, independiente del clima exterior, gracias a que los sistemas de riego e iluminación led pueden mantener un clima óptimo para la producción. Esto supone todo un logro, ya que en exterior solo se da una cosecha anual.
La empresa, además, contribuye al desarrollo rural local al contratar personal para la cosecha en lugar de usar maquinaria pesada.
Fuente: campogalego.es