La demanda mundial de envases sostenibles se está intensificando y las etiquetas compostables para frutas resurgen como una pequeña pero poderosa innovación. Como señalan los expertos del sector, aunque en un principio se diseñaron para identificar la marca y el producto, las etiquetas de las frutas han evolucionado hasta convertirse en herramientas esenciales para la implicación del consumidor, la transparencia y la eficiencia operativa. Hoy en día, las etiquetas compostables certificadas ofrecen una solución que se ajusta tanto a los objetivos medioambientales de las empresas como a las expectativas de los consumidores en materia de envases sostenibles.
"La sostenibilidad empieza en los detalles más pequeños. Nuestras etiquetas compostables certificadas demuestran que incluso un adhesivo puede ayudar a construir una economía circular", asegura Colin Woodward, director general de Sinclair.
A pesar de la creciente disponibilidad y de la preferencia de los consumidores —el 72% de los consumidores mundiales están a favor de los envases compostables—, los avances de la normativa son desiguales. La reciente pausa en la prohibición de las etiquetas no compostables en Australia Meridional pone de relieve los retos de una legislación fragmentada, haciéndose eco de la experiencia de Francia en 2022. Un enfoque normativo armonizado podría evitar la complejidad operativa y garantizar la igualdad de condiciones para los productores. Aunque la normativa es importante, no parece que sea el motor principal. Según un reciente estudio realizado por la consultora mundial McKinsey, los consumidores se dirigen cada vez más a las empresas —más que a los gobiernos o los organismos reguladores— para que lideren las soluciones de envasado sostenible.
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Los datos muestran que las etiquetas compostables, sobre todo las que tienen certificación de "producto acabado" como la T55 de Sinclair, favorecen la economía circular al descomponerse totalmente en entornos de compostaje doméstico o industrial. Estas etiquetas permiten la venta de productos a granel, lo que WRAP UK, una organización británica sin ánimo de lucro centrada en la promoción de la economía circular, estima que podría evitar 100.000 toneladas de residuos alimentarios y eliminar más de 10.000 toneladas de envases de plástico al año.
"La innovación no consiste solo en lo que viene después, sino en lo que es necesario", afirma Duncan Jones, director de marketing de Sinclair. "Las etiquetas compostables son nuestro compromiso con un sistema alimentario más inteligente, limpio y transparente. A medida que avanzan las tecnologías de envasado y crece la inversión de la industria, las etiquetas compostables para frutas destacan como una solución escalable y fácil de usar para el consumidor. Tienden un puente entre la sostenibilidad y la funcionalidad, capacitando a productores, establecimientos y consumidores para participar en un sistema alimentario más responsable, etiqueta a etiqueta".
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