China produce casi 350 millones de toneladas de frutas al año, lo que equivale a un tercio de la producción mundial. El aumento de la demanda interna, impulsado por el creciente poder adquisitivo de las clases media y media‑baja, ha convertido la innovación tecnológica agrícola en una prioridad para el Estado.
El "Plan de Agricultura Inteligente 2024‑28" fomenta el uso combinado de inteligencia artificial, big data, satélites GPS (Beidou) y plataformas nacionales de datos agrícolas para reforzar la seguridad alimentaria. La agricultura de precisión y la mecanización se integran con sensores, el Internet de las Cosas (IoT) y el monitoreo en tiempo real. En provincias como Cantón, se utilizan sensores 5G para medir la humedad, temperatura, pH del suelo y los brotes de plagas; gracias a esto, el sistema ajusta automáticamente el riego y los nutrientes. Empresas como Nongbo Innovation y Haisheng Group han desarrollado plataformas IoT que incluyen códigos QR para cada árbol, mejorando la trazabilidad de las frutas.
En el campo aéreo, China opera más de 200 drones agrícolas para fumigación y mapeo. Compañías como XAG, FJ Dynamics y EAVision están impulsando robots capaces de rociar, navegar de forma autónoma e incluso cosechar. Además, se están probando plataformas robóticas de poda, que aplican visión artificial y aprendizaje automático en huertos de manzana, viñedos y cerezas. La combinación de LiDAR y cámaras permite localizar cada fruto con precisión milimétrica, lo que abre la puerta a la cosecha automatizada. En la Universidad Agrícola de China, han creado unas gafas con realidad aumentada, potenciadas por IA, que identifican enfermedades, guían la poda y reducen errores en viñedos.
La producción de arándanos se ha multiplicado por diez en la última década. En 2024, China contaba con 80 hectáreas dedicadas a este cultivo y una producción de 500 toneladas, lo que le ha convertido en el principal productor de Asia. En la provincia de Shandong desarrollaron ocho nuevas variedades, caracterizadas por madurar antes, ofrecer mayor resistencia y aumentar el rendimiento hasta un 10%. Los programas de mejora genética ahora aplican IA, big data y fenotipado de alto rendimiento, reduciendo notablemente los plazos de selección.
En Huaining, provincia de Anhui, los invernaderos inteligentes integran IoT para controlar automáticamente el clima y el suelo. Gracias al monitoreo móvil, un solo operario puede supervisar decenas de miles de plantas. Esto permite adelantar la cosecha hasta dos meses y duplicar los rendimientos en comparación con los cultivos al aire libre. En Qidong, provincia de Jiangsu, una explotación de 21,3 hectáreas equipada con sensores IoT y CO₂ controlado, operada por solo tres trabajadores, genera unos 200 millones de yuanes al año (24,5 millones de euros). En Langxi, provincia de Anhui, 3,3 hectáreas de arándanos en invernadero con conectividad 5G permiten gestionar riego y nutrición desde dispositivos móviles.
En materia de investigación también se exploran drones dotados de visión computarizada (modelo YOLO) capaces de detectar arbustos y frutos, lo que mejora estimaciones de rendimiento, muestreo y logística.
De cara a 2030, se prevé que el área de cultivo de arándanos llegue a 120 hectáreas, con una producción superior a las 900 toneladas. Además, se espera que la industria de productos de alto valor añadido – como polvos, zumos y cosméticos – crezca, junto con las exportaciones hacia Europa y Oriente Medio.
Fuente: Blueberries Consulting