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Merma productiva y precios bajos en la campaña extremeña del tomate para industria

El sector del tomate para industria en Extremadura, uno de los cultivos estratégicos de la región, se encuentra inmerso en plena recolección, aunque con expectativas más bajas que en años anteriores debido a factores climáticos y de mercado. La reducción de hectáreas sembradas, los efectos de una primavera húmeda y las olas de calor del verano están condicionando la campaña, marcada además por precios más bajos y la competencia creciente de tomates importados, especialmente desde China.

En 2024, la región registró una campaña histórica con 22.000 hectáreas cultivadas y rendimientos medios de 100.000 kilos por hectárea, alcanzando una producción total de 2,1 millones de toneladas. Sin embargo, la actual temporada se presenta más ajustada. Luis Gutiérrez, vicepresidente de la industria Tomates del Guadiana, explica que la alta temperatura está acelerando la maduración y provocando abortos de floración, reduciendo significativamente la producción.

Según Herminio Íñiguez, presidente de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Villanueva de la Serena (Agryga), faltan más de un 25% de los tomates previstos, con algunas fincas apenas alcanzando 65.000 kilos por hectárea, mientras que la media aceptable sería de 80.000 kilos. Para jóvenes agricultores como Jesús García, de Santa Amalia, los márgenes de beneficio se reducen al mínimo, y solo con 120.000 kilos por hectárea podrían garantizar un rendimiento adecuado.

Los precios también dificultan la rentabilidad. Este año, las industrias privadas han firmado contratos en torno a 107 euros por tonelada, y las cooperativas, 115 euros, cifras que, combinadas con los menores rendimientos, podrían generar pérdidas para los agricultores.

El sector advierte, además, de la competencia del tomate chino, que llega con precios bajos y sin los mismos controles de calidad que exigen las normas europeas. Domingo Fernández, presidente de Acopaex y Tomates del Guadiana, señala que el 80% de la producción extremeña se exporta, pero las importaciones de fuera de la UE suponen una presión creciente. Los productores reclaman controles en frontera, aranceles y exigencia de las mismas garantías fitosanitarias, laborales y medioambientales que la producción europea.

Desde Agryga, Íñiguez solicita también apoyo de la Junta de Extremadura en años complicados, así como la activación de centros de investigación como CTAEX o CICYTEX para desarrollar variedades resistentes al calor o cultivos alternativos.

La recolección continuará hasta finales de septiembre, en un año que podría marcar un punto de inflexión para el tomate en Extremadura, condicionado por la climatología, los precios y la competencia global.

Fuente: elperiodicoextremadura.com