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El sector de flores cortadas de Kenia responde al desafío de la falsa polilla de la manzana

"El desafío del FCM no puede ser resuelto solo por fincas individuales"

El False Codling Moth (FCM), conocido en español como falsa polilla de la manzana (Thaumatotibia leucotreta), se ha consolidado como una de las plagas más problemáticas para los sectores hortofrutícola y florícola de exportación en Kenia. Tradicionalmente combatida con tratamientos químicos, la presión regulatoria de la Unión Europea ha llevado al país africano a implementar un Enfoque Sistémico específico para las rosas.

Hamish Ker, director general de Andermatt Kenya, filial de la multinacional suiza especializada en insumos biológicos, explica cómo la empresa ha desarrollado un protocolo de control biológico en tres fases pensado específicamente para esta plaga en el cultivo de rosas. "La adopción de métodos sostenibles y conformes a la normativa es crucial para que Kenia mantenga su cuota en el mercado global", afirma.

© Andermatt

Una plaga diminuta pero devastadora
Originario del África subsahariana, la falsa polilla de la manzana es un lepidóptero de pequeño tamaño pero gran capacidad destructiva. "Se detectó por primera vez en Kenia en 2007 y desde entonces se ha convertido en una amenaza constante para las exportaciones hortícolas", señala Ker. "Las larvas perforan capullos florales y frutos, provocando daños directos que imposibilitan la comercialización internacional del producto afectado".

Las rosas son especialmente vulnerables, aunque también se han registrado daños en cultivos como el aguacate y el pimiento. "La gravedad del problema se agrava por la clasificación de esta plaga como organismo de cuarentena en la UE – principal destino de las rosas kenianas –, lo que implica que la simple detección de un ejemplar en un envío puede provocar su rechazo, pérdidas económicas y deterioro de la reputación de Kenia como país exportador", explica Ker.

© Andermatt

Las rosas, en el punto de mira
Desde que en 2018 se detectara el FCM en flores cortadas, las interceptaciones en frontera se han incrementado notablemente, afectando a varias explotaciones con problemas recurrentes de cumplimiento. "La capacidad del insecto para completar varios ciclos biológicos al año y esconderse dentro de los capullos complica mucho su detección mediante inspección visual", añade Ker.

Hasta hace poco, el control del FCM se basaba en tratamientos químicos convencionales que, si bien ofrecían un efecto de choque, presentaban múltiples inconvenientes: desarrollo de resistencias, restricciones en los LMR exigidos por los mercados de destino, y efectos negativos sobre insectos beneficiosos y el medio ambiente.

"Algunas fincas habían comenzado a adoptar medidas propias de la Gestión Integrada de Plagas (GIP), como trampas de feromonas y protocolos de limpieza, pero la falta de una estrategia coordinada a nivel nacional hacía que los resultados fueran desiguales", comenta Ker.

© Andermatt

Requisitos fitosanitarios más estrictos desde la UE
Ante el aumento de interceptaciones, la Unión Europea endureció su normativa fitosanitaria y fijó el 26 de abril de 2025 como fecha límite para que Kenia implementase un Enfoque Sistémico que garantizara la ausencia de FCM en las rosas destinadas a la exportación. Este nuevo sistema exige un seguimiento documentado, medidas de control continuas y verificación por parte de la Kenya Plant Health Inspectorate Service (KEPHIS).

"Kenia ha cumplido el plazo, y ya se ha observado una disminución notable en las interceptaciones. Sin embargo, este marco normativo obliga ahora a los floricultores a mantener la conformidad de forma constante: las actuaciones puntuales y reactivas ya no son suficientes", subraya Ker.

Control biológico en tres fases
Anticipándose a los nuevos requisitos, Andermatt Kenya se posicionó como socio estratégico para los productores que buscan soluciones sostenibles y eficaces. Basándose en el know-how global del grupo Andermatt en control biológico, desarrollaron un enfoque en tres fases específico para el FCM en rosas, que combina tres productos con diferentes mecanismos de acción:

  • Cryptex® SC: un baculovirus (Cryptophlebia leucotreta granulovirus, registro PCPB (CR) 1969) que ataca específicamente a las larvas de FCM. Al ser ingerido, el virus las infecta y elimina, reduciendo además la población a largo plazo por vía horizontal y vertical, y disminuyendo su capacidad reproductiva.
  • Thuricide® HP: un producto a base de Bacillus thuringiensis (Bt), registro PCPB (CR) 0105, que produce toxinas proteicas letales para muchas larvas lepidópteras, entre ellas las del FCM.
  • Eco-Bb® WP: un insecticida biológico a base del hongo entomopatógeno Beauveria bassiana (PCPB (CR) 2308), con acción de amplio espectro que también controla otras plagas habituales del rosal, como trips, ácaros rojos y cochinillas.

Estos tres productos se aplican semanalmente en forma de "cóctel", combinando acción viral, bacteriana y fúngica. El resultado es un control más eficaz y una menor probabilidad de generar resistencias. Además, este enfoque integral permite abordar varias plagas con una sola intervención, reduciendo costes y mejorando la eficiencia.

Más allá del control de plagas: sostenibilidad como ventaja competitiva
Según Ker, los ensayos en campo y su uso comercial ya han dado frutos: muchas explotaciones reportan una notable disminución de la presión de plagas y un menor número de rechazos en frontera. "Cada vez más productores están integrando este enfoque en sus estrategias GIP, no solo por cumplimiento normativo, sino porque se alinea con la creciente demanda de una producción más limpia y respetuosa con el entorno."

De hecho, señala que controlar el FCM de forma sostenible va mucho más allá del ámbito técnico: "Es vital para proteger el acceso de Kenia a los mercados internacionales. Las rosas representan una fuente clave de divisas para el país, y mantener un estándar de tolerancia cero frente al FCM es condición indispensable para seguir compitiendo."

Además, añade que el control biológico no solo garantiza conformidad, sino que también ofrece ventajas comerciales: "Las flores sin residuos responden a las preferencias del consumidor europeo, cada vez más sensibilizado con el impacto ambiental. Este enfoque protege además a los insectos beneficiosos, fomenta la biodiversidad y reduce la dependencia de químicos, que es la dirección que está tomando la horticultura moderna."

Hamish Ker concluye con un mensaje claro: "Ninguna finca puede resolver el problema del FCM por sí sola. Se necesita una acción coordinada de todo el sector: flores, aguacates, pimientos… Todos deben trabajar bajo una misma estrategia para mantener a raya las poblaciones de esta plaga. Con las nuevas normativas en marcha y herramientas biológicas ya disponibles, Kenia se encuentra en una posición privilegiada para salvaguardar sus exportaciones y consolidar su acceso a mercados estratégicos".

Para más información:
Hamish Ker
Andermatt Kenya
[email protected]
www.andermatt.com