En Kuwait, el cultivo de frutas sigue siendo una práctica minoritaria, más cercana a la afición que a una actividad económica de envergadura. Sin embargo, esto no impide que los agricultores locales inviertan generosamente en tecnología puntera: invernaderos climatizados de última generación y plantas importadas son habituales incluso en pequeñas explotaciones.
© Hamad Aljuwaisri
Gracias al sólido respaldo del Gobierno, los productores gozan de una notable tranquilidad: las pérdidas prácticamente no existen. Hamad Aljuwaisri, agricultor kuwaití especializado en fresas, comparte su experiencia y cómo decidió dar el salto de la horticultura recreativa a la producción comercial.
El mayor desafío para la agricultura en Kuwait es, sin duda, el clima extremo. "Durante la temporada de cultivo de la fresa, las temperaturas alcanzan fácilmente los 45 °C durante el día y pueden caer por debajo de los 5 °C por la noche", explica Aljuwaisri. "Por eso cultivamos exclusivamente en invernaderos con control climático. Nuestro país depende mucho de la importación de frutas, pero cada vez más aficionados se animan a cultivar fresas para el consumo propio y el de sus familiares o amigos".
© Hamad Aljuwaisri
El cultivo protegido es la única vía viable en estas latitudes, y afortunadamente cuenta con un respaldo institucional firme. "El Gobierno subvenciona todas las fases del proceso: desde el suministro energético, los sistemas de riego y los invernaderos hasta los tratamientos, los sustratos y las propias plantas. Tras la cosecha, los frutos se venden en subasta en el mercado local, y si los precios no alcanzan el umbral deseado, el Estado garantiza igualmente los márgenes del productor", señala Aljuwaisri.
En Kuwait, toda la tierra agrícola es de titularidad pública y se arrienda a los agricultores por precios simbólicos. Además, el Gobierno exige que toda la producción se destine al mercado interno, prohibiendo las exportaciones. "Los kuwaitíes están acostumbrados a consumir fruta importada, pero cuando tienen la oportunidad de probar fresas nacionales, las valoran especialmente y las priorizan", añade el productor.
Aunque empezó movido por la pasión, Aljuwaisri decidió apostar por una producción a mayor escala tras un viaje revelador a Egipto, donde conoció a varios agricultores, entre ellos a Emad Mahdy, propietario de los viveros Al Fayruz, especializados en proveer plantas tanto al mercado egipcio como al internacional. "Fue él quien me animó a profesionalizar mi actividad y ampliar horizontes. Así empezó todo", relata.
El productor importó variedades de fresa como Festival, Fortuna y Sweet Sensation desde Egipto. Parte de las plantas las vendió a otros agricultores locales y el resto las plantó en sus propias instalaciones. "Finalmente me decidí por la variedad Fortuna, que resultó más manejable, con mejor rendimiento y cosechas más tempranas. Desde el punto de vista agronómico, fue todo un acierto", apunta.
© Hamad Aljuwaisri
En un país con solo 1,5 millones de ciudadanos nacionales y muy poca tierra cultivable, la agricultura no ocupa un lugar destacado en la economía, que se apoya sobre todo en la exportación de energía, productos químicos e industriales. Sin embargo, el cultivo hortofrutícola – especialmente mediante sistemas avanzados como los invernaderos climatizados y la hidroponía – está recibiendo un fuerte impulso. Las fresas, junto con tomates, pepinos y dátiles, se posicionan como cultivos clave en este nuevo modelo agrícola.
Para más información:
Hamad Aljuwaisri
Strawberry Roots
Tel.: +965 99994710 (Kuwait)