¡Suscríbase a nuestra newsletter y manténgase al día con las últimas noticias!

Suscribirse Ya soy suscriptor

Está usted usando un software que bloquea nuestros anuncios.

Ya que publicamos noticias gratuitamente, dependemos de los ingresos de nuestros banners. Por favor, le rogamos que desactive su bloqueador de anuncios y recargue la página para poder seguir visitando esta web.
¡Gracias!

Haga clic aquí para leer la guía de cómo desactivar su bloqueador de anuncios.

Sign up for our daily Newsletter and stay up to date with all the latest news!

Suscripción I am already a subscriber

Una investigación destaca el papel de las levaduras en el crecimiento del tomate, aún en contextos de estrés hídrico

Investigadores en Bariloche estudian el papel de las levaduras en la mejora de la producción agroforestal en Patagonia, con un enfoque en el cultivo de tomate. Tradicionalmente, los microorganismos utilizados en el agro son bacterias, pero su eficacia en climas fríos es limitada.

La bióloga María Cecilia Mestre, líder del Laboratorio de Microbiología Aplicada y Biotecnología Vegetal y del Suelo del Ipatec, impulsó el estudio de levaduras adaptadas al clima patagónico para potenciar la producción. Mestre, con 18 años de experiencia en la región, centró su atención en el rol de las levaduras en el ecosistema.

A partir de 2017, la investigación se trasladó a un invernadero en la Dirección de Bosques de Río Negro, enfocándose en tomates, el segundo cultivo más producido mundialmente. Se identificó que ciertas levaduras generan metabolitos que benefician las plantas. Las pruebas incluyeron la incorporación de levaduras en soluciones líquidas como fertilización inicial.

Los resultados mostraron que las levaduras favorecían un mayor número y tamaño de frutos. Además, también impactaban positivamente en microorganismos del suelo, como las micorrizas. Según Mestre, las levaduras no reemplazan a las bacterias, pero pueden complementar su función en el crecimiento vegetal.

El enfoque se amplió a la adaptabilidad de las levaduras en condiciones de estrés hídrico. Con una reducción del 85% del agua de riego, las plantas de tomate siguieron produciendo, mostrando resistencia incluso en sequía. Este estudio es parte de la tesis doctoral de Micaela Boenel.

En Patagonia, el cultivo de tomate en invernaderos está condicionado por el clima y los recursos tecnológicos, como luz y calefacción. La escasez de agua es un desafío, especialmente si se busca expandir la producción en la Línea Sur. Los hallazgos han sido publicados en revistas científicas argentinas, como Lilloa y la revista de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo.

Fuente: rionegro.com.ar