El cultivo de cannabis en Europa se caracteriza por un entorno normativo particularmente riguroso. En paralelo, el crecimiento constante de la demanda – con mercados como Alemania y el Reino Unido liderando esta expansión – presenta un dilema recurrente para los productores: cómo implantar un sistema que sea a la vez escalable, conforme a la normativa y energéticamente eficiente. La empresa italiana Aerolight ha abordado este reto desde la base, comenzando con instalaciones en contenedores marítimos y evolucionando hacia soluciones modulares específicamente diseñadas para entornos agrícolas controlados.
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Una apuesta por la flexibilidad modular
"La idea original siempre fue la flexibilidad", afirma Marco Brunati, fundador de Aerolight. "Nuestro primer sistema de cultivo estaba concebido para que el productor pudiera trasladarlo de una nave a otra sin necesidad de desmontarlo por completo".
Ese primer paso se materializó en un contenedor de 40 pies, financiado mediante un préstamo respaldado por el Gobierno. Sin embargo, a medida que la tecnología avanzaba, también lo hacían las ambiciones de la empresa: se desarrollaron sistemas modulares para superar las limitaciones físicas de los contenedores, cuya altura (2,4 m) y anchura (2,5 m) dificultaban un verdadero cultivo vertical. "Necesitábamos algo más versátil", subraya Marco.
Desde entonces, este enfoque modular ha sido aplicado tanto al cannabis como a otros cultivos hortícolas. Como ejemplo, Marco menciona el caso de un productor de hierbas aromáticas en Milán que importaba cebollino por vía aérea, con la mitad del producto estropeándose durante el transporte. Al producir localmente en los módulos de Aerolight, las pérdidas se eliminaron y la operación se transformó en un modelo de sostenibilidad "kilómetro cero". Este tipo de casos subraya el potencial más amplio del sistema: un entorno de cultivo controlado, adaptable a cualquier ubicación donde se requiera producción.
Los módulos actuales integran en un único sistema cerrado tanto la fertirrigación como el control climático. En el corazón del sistema se encuentra el Hydromix L 2.1, una unidad de fertirrigación patentada que incorpora un depósito interno de 650 litros, cuatro compartimentos independientes para fertilizantes, control automático de pH y esterilización por luz ultravioleta para reducir riesgos fitosanitarios. El sistema también incluye entrada automática de agua, ventilación integrada y refrigeración mediante chillers. Además, cada módulo monitoriza parámetros ambientales en tiempo real.
"La clave está en la precisión", explica Marco. "Temporizamos los riegos al segundo exacto, de modo que la planta absorba desde el sustrato sin saturarse".
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En cuanto a la iluminación, Aerolight ha decidido no depender de terceros y realizar estudios fotométricos propios para optimizar el espectro lumínico. Marco defiende el uso de espectro completo desde la clonación hasta la cosecha: "No comparto la idea de separar fases vegetativas y de floración según el espectro. La planta necesita un espectro completo desde el inicio; lo que varía es la forma en que lo absorbe en cada etapa".
Los módulos pueden configurarse para hidroponía o aeroponía, dependiendo del nivel de experiencia del agricultor. En hidroponía, las raíces crecen en lana de roca y reciben la solución nutritiva mediante goteros. La aeroponía, en cambio, lleva el cultivo a un nivel técnico superior: las raíces cuelgan suspendidas en el aire y son nebulizadas con nutrientes.
"La gran ventaja de aeroponía es la oxigenación y la ausencia total de podredumbre radicular", señala Marco. "Pero también requiere un conocimiento avanzado. Si una boquilla se obstruye y se detiene la nebulización, la planta puede morir en cuestión de horas. Para productores sin personal técnico cualificado, la hidroponía suele ser una opción más segura".
Aerolight apuesta por mantener todo el diseño y la producción dentro de la propia empresa, como parte de una estrategia deliberada: "Es la única forma de garantizar fiabilidad y calidad de materiales. Si quieres ser competitivo, no puedes simplemente subcontratar y cruzar los dedos".
Más allá del cultivo: cumplimiento normativo y certificaciones
Aerolight no solo ofrece soluciones tecnológicas, sino también acompañamiento integral para obtener certificaciones GACP y GMP-2, claves en el mercado cannábico europeo. La empresa asesora a los operadores mediante auditorías, preparación documental y ajustes técnicos del sistema para alinearlo con los estándares farmacéuticos. "Si demuestras cumplimiento con GACP, puedes posicionar la cosecha de otra manera en el mercado", afirma Marco. "GMP-2 va aún más allá: cubre toda la cadena, desde la clonación hasta el secado. Eso le da mayor credibilidad y competitividad al productor".
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Este enfoque cobra especial relevancia en países como Portugal, donde muchas empresas invirtieron fuertemente en el cultivo, pero luego enfrentaron cuellos de botella al necesitar certificación GMP para exportar. Con costes anuales medios de electricidad, agua y mano de obra rondando los 600 €/m², muchos productores vieron peligrar su rentabilidad con la caída de precios. "Al final, los almacenes se llenan de producto que no se puede mover", señala Marco. "Por eso, el cumplimiento normativo y la eficiencia ya no son opcionales".
A medida que el mercado del cannabis sigue expandiéndose en Europa, soluciones como las instalaciones modulares de Aerolight se posicionan como ejemplo del salto tecnológico del sector. "Combinamos flexibilidad operativa con cumplimiento farmacéutico, ofreciendo a los productores herramientas reales para mantenerse a flote en un mercado de estándares cada vez más elevados", resume Marco Brunati.
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