Los primeros alimentos genéticamente editados del Reino Unido se espera que lleguen a los supermercados a comienzos de 2026, tras la entrada en vigor de la nueva legislación contemplada en la Ley de Tecnología Genética de 2023. Esta normativa permite que organismos mejorados mediante edición genética – conocidos como organismos de obtención de precisión (PBOs por sus siglas in inglés) – puedan comercializarse en Inglaterra tanto para el consumo humano como para la alimentación animal.
Tanto centros de investigación como empresas privadas han desarrollado ya una gama diversa de cultivos editados, entre ellos: patatas resistentes a enfermedades, fresas y bananos de mayor duración, lechugas más dulces y trigo con niveles reducidos de asparagina, un compuesto que, al hornearse, puede generar acrilamida, una sustancia potencialmente nociva. A partir del 13 de noviembre, los obtentores podrán solicitar autorización para su comercialización, un proceso que, según estimaciones oficiales, tardará alrededor de dos meses.
Por el momento, estos productos estarán disponibles únicamente en Inglaterra, ya que las administraciones descentralizadas de Escocia, Gales e Irlanda del Norte no han adoptado esta legislación. A diferencia de los organismos genéticamente modificados (OGMs), la edición genética no introduce ADN ajeno, sino que modifica o elimina fragmentos específicos del genoma para acelerar características que podrían darse de forma natural.
Fuentes gubernamentales declararon al diario The Telegraph que el actual Gobierno laborista ha decidido acelerar la implementación de estas tecnologías con el fin de reforzar la seguridad alimentaria y fomentar la producción nacional. Cabe recordar que ya en 2019, Boris Johnson había expresado su apoyo a estas reformas, destacando el potencial de cultivos resistentes al mildiú.
La industria agroalimentaria ha recibido la medida con entusiasmo. Daniel Pearsall, coordinador del think tank Science for Sustainable Agriculture, afirma: "Inglaterra se sitúa ahora por delante del resto de Europa en la adopción de regulaciones más progresistas para estas tecnologías. Es la primera vez en más de 30 años que se promulga una ley en el país con el objetivo de impulsar – y no restringir – la innovación genética en el sector agrícola".
Por su parte, el ministro de Seguridad Alimentaria y Asuntos Rurales, Daniel Zeichner, añade: "La obetención de precisión puede darnos la capacidad de producir alimentos más nutritivos, cultivos capaces de resistir los efectos del cambio climático y plantas naturalmente resistentes a enfermedades – factores todos clave para la prosperidad de nuestros agricultores y la soberanía alimentaria del país".
Según el nuevo sistema, los productores deberán notificar al Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra) su intención de comercializar productos GE, antes de presentar su solicitud a la Agencia de Normas Alimentarias (FSA). Esta agencia aplicará un sistema de evaluación en dos niveles: los cultivos de nivel 1, considerados de bajo riesgo, pasarán por un procedimiento acelerado; mientras que los de nivel 2, con modificaciones más complejas, serán objeto de análisis más exhaustivos. Aunque la FSA emitirá recomendaciones técnicas de seguridad, la decisión final quedará en manos de los ministros.
El Dr. Thomas Vincent, subdirector de políticas de innovación en la FSA, concluye: "Hemos desarrollado un sistema riguroso para autorizar la venta de productos de obtención de precisión, lo que garantiza que el público pueda confiar en que todo lo que llegue al mercado habrá superado controles exigentes y será completamente seguro para el consumo".
Fuente: Fresh Talk Daily