La temporada de Tomélon, la sandía mini cultivada por Tomeco y comercializada por Coöperatie Hoogstraten, va llegando poco a poco a su fin. "Estamos satisfechos con cómo ha ido la campaña. Gracias a unos buenos acuerdos con nuestros clientes y a acciones planificadas se han podido absorber bien los picos de producción. Que los consumidores estén más familiarizados con el producto también ha contribuido a ello", afirma Franky Van Looveren, de Tomeco.
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La temporada de Tomélon arranca a principios de junio y dura hasta mediados de septiembre. "El producto está disponible entre dos meses y medio y tres meses. Se trata de una estrategia deliberada con la que pretendemos prolongar nuestra presencia en el retail belga", explica. "Si un producto solo está disponible durante una o dos semanas, no da tiempo para consolidar una marca. También es importante para los consumidores que, si algo les entusiasma, puedan volver a comprarlo, que no haya desaparecido la próxima vez que vayan a la tienda y se vean obligados a esperar un año. Con esta idea en mente, hace unos cinco años empezamos a estudiar las posibilidades junto a nuestros socios en el retail. Juntos llegamos a la conclusión de que queríamos ofrecer continuidad en el suministro durante todo el periodo estival, y creo que lo hemos conseguido con el concepto Tomélon".
Una demanda menos dependiente del tiempo
La temporada de este año está a punto de terminar. "Las plantas ya no dan apenas frutos y la demanda también está cayendo. Las ventas de melón dependen mucho de las condiciones meteorológicas. Cuando hace buen tiempo, las ventas se disparan, pero cuando el tiempo empeora, esta puede desplomarse por completo. Esa es también la razón por la que hemos establecido el cultivo de manera que termine en cuanto la demanda se debilita. A partir de septiembre, productos como las calabazas o las uvas vuelven a ocupar su lugar en los lineales de las tiendas. Sin embargo, se nota que el Tomélon siempre funciona bien. En comparación con las importaciones, la demanda parece depender menos de las condiciones meteorológicas. Esto es algo que también nos dicen las cadenas de retail".
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¿A qué se debe esto? "Es difícil saberlo con certeza, pero solemos recibir comentarios de que los consumidores prefieren fruta de un tamaño más pequeño y manejable procedente de un cultivo local y sostenible. Eso es justamente por lo que apostamos: una alternativa local, sostenible y sabrosa al producto importado, con la que no competimos directamente, pero sí manejamos dentro del mismo periodo de ventas. Nuestros melones son un poco más caros que los de importación, pero ofrecen un claro valor añadido, no solo en términos de sostenibilidad, sino también de sabor y tamaño. Al ser más pequeño resulta más accesible y atractivo para los consumidores".
Crecimiento sostenible
De cara al futuro, Franky ve muchas oportunidades de crecimiento. "Algunos retailers belgas están mostrando más interés, y queremos ver si hay también oportunidades en países como Alemania o los Países Bajos, de donde recibimos peticiones todos los años. En Alemania, el 'origen local' tiene mucho peso, pero si el producto puede diferenciarse por su sabor y calidad, también vemos oportunidades allí. Probablemente empecemos a pequeña escala, como hicimos en Bélgica, con un proyecto a medida para una cadena de retail específica, para ver si los consumidores están dispuestos a pagar un poco más por un melón pequeño y sabroso. También tenemos contactos allí y en los Países Bajos para nuestros cultivos de tomates, por lo que Tomeco ya es conocido allí. Así que posiblemente podamos ingresar también con las sandías en esos mercados".
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"También estamos estudiando impulsar la automatización", prosigue. "En la actualidad, la clasificación por calibres sigue requiriendo mucha mano de obra. Para reducir los costes laborales, queremos automatizar parcialmente ese proceso. Por otro lado, seguimos probando otras variedades y colaborando con empresas de semillas para optimizar aún más el sistema de cultivo. Por ejemplo, somos conscientes de que, para poder seguir cultivando durante más tiempo, necesitamos nuevas genéticas mejor adaptadas a nuestro sistema. Es una vía que queremos seguir explorando con las empresas de semillas. Hablamos de proyectos a largo plazo, pero en cuyo potencial creemos firmemente".
"Empezamos a pequeña escala. Fuimos cimentando el concepto poco a poco, y el resultado ha sido un sistema que funciona muy bien. Ahora la clave es seguir desarrollándolo al ritmo adecuado. El crecimiento debe seguir siendo sostenible, para nosotros y para el retail. En última instancia, tanto nosotros como los productores y el retail debemos salir ganando para garantizar la sostenibilidad a largo plazo", concluye Franky.
Para más información:
Franky Van Looveren
Tomeco
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