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El cambio que trae el forraje hidropónico en Kirguistán

Cuando Junus Ismailov, agricultor de la localidad kirguisa de Jalal-Abad y presidente de la asociación comunitaria Sydyk, escuchó por primera vez hablar del forraje hidropónico, su reacción fue de escepticismo. "¿Forraje sin tierra? ¿Y listo en una semana?", recuerda haberse preguntado, incrédulo. Pero todo cambió cuando su organización obtuvo apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD-FMAM, lo que les permitió instalar su primer sistema y comprobar por sí mismos el potencial de esta innovadora técnica.

Un año y medio después, Junus no solo ha cambiado de opinión, sino que se ha convertido en un ferviente defensor: "Esta solución no solo beneficia a mi finca, sino a comunidades enteras. Nos permite alimentar al ganado, ahorrar agua y dar un respiro a los pastizales".

© UNDP in the Kyrgyz RepublicJunus Ismailov, un agricultor de la localidad kirguisa de Jalal-Abad y presidente de la asociación comunitaria Sydyk.

El forraje hidropónico consiste en brotes verdes frescos y altamente nutritivos que se cultivan en apenas 7 a 8 días, sin necesidad de tierra y utilizando un 90% menos de agua que los métodos tradicionales. Se puede producir durante todo el año, incluso en espacios muy reducidos. Para ponerlo en cifras: un kilo de semilla de cebada puede generar entre 6 y 7 kilos de forraje frondoso, rico en vitaminas, proteínas y caroteno—y todo ello de forma más rápida, económica y sostenible que los cultivos forrajeros convencionales.

Aunque en algunas regiones el concepto todavía suena futurista, la hidroponía no es una novedad. En países con graves limitaciones hídricas como Emiratos Árabes Unidos o Singapur, ya forma parte esencial de la producción agrícola. Incluso potencias agroindustriales como Estados Unidos, Canadá y Países Bajos recurren a esta tecnología para potenciar la eficiencia y productividad. Los estudios muestran que el forraje hidropónico puede ser entre un 30 y un 50 por ciento más nutritivo que el tradicional, acorta el ciclo de engorde del ganado y permite producir en climas extremos o zonas urbanas. En regiones áridas de Australia y África, una hectárea de instalaciones hidropónicas puede reemplazar entre 50 y 70 hectáreas de pastizales naturales.

© UNDP in the Kyrgyz RepublicEl forraje hidropónico es nutritivo y crece en solo 7–8 días.

En el caso de Kirguistán, los beneficios son especialmente urgentes. Se estima que hasta un 70% de los pastos invernales del país están degradados, con una presión ganadera que supera hasta por cuatro o cinco veces los niveles sostenibles. Dentro del proyecto, se construyeron invernaderos hidropónicos de apenas 24 metros cuadrados capaces de producir hasta 600 kilogramos de forraje al día —suficiente para alimentar de 25 a 30 reses sin necesidad de enviarlas a pastos sobrecargados durante la crítica temporada de primavera.

"Gracias a la hidroponía, nuestros ganaderos retrasaron en dos semanas la salida del ganado al pasto. Ese pequeño cambio marca una gran diferencia para la regeneración de la hierba. Si solo 120 agricultores producen 50 kg diarios de forraje hidropónico, podríamos preservar unas 1.800 hectáreas de pastizales al año", explica Junus.

© UNDP in the Kyrgyz RepublicEl proceso de riego.

Los resultados ya son visibles. Se han construido tres invernaderos en las aldeas de Mady, Datka y Bash-Bulak. Más de 400 agricultores y pastores participaron en jornadas de formación y demostración. Se imprimieron y distribuyeron 200 folletos en kirguís. Unos 120 agricultores probaron la tecnología, y 150 terneros fueron engordados con éxito utilizando forraje hidropónico.

Para muchas familias rurales, los beneficios son palpables. Están ahorrando dinero al sustituir los costosos piensos concentrados por forraje cultivado en casa. La producción de leche y carne está aumentando, la presión sobre los pastos disminuye y, lo más importante, mujeres y personas con discapacidad están adoptando esta técnica como una fuente accesible y estable de ingresos.

© UNDP in the Kyrgyz Republic

El proyecto se ha convertido en un verdadero catalizador del cambio. Inspirados por la experiencia de Sydyk, agricultores de otras regiones de Kirguistán ya están construyendo sus propios sistemas hidropónicos. Junus y su equipo comparten sus conocimientos de forma abierta, con el objetivo de que esta práctica se multiplique.

"Este proyecto es solo el comienzo", concluye Junus. "Estamos profundamente agradecidos al Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD-FMAM por la confianza y el apoyo. La hidroponía es el futuro de la ganadería sostenible en Kirguistán".

Fuente: PNUD Kirguistán

Fecha de publicación: