En la región de Westland, a las afueras de La Haya, se ha puesto en marcha un proyecto piloto con exoesqueletos. Se trata de una iniciativa de Skelex, una empresa de La Haya que desarrolla herramientas mecánicas diseñadas para reducir el esfuerzo físico del trabajo repetitivo, y la agencia de empleo ProKonak.
Estos exoesqueletos proporcionan apoyo a los brazos, los hombros y la parte baja de la espalda, zonas a menudo afectadas por tareas repetitivas como atar plantas, podar, levantar cajas o trabajar en cuclillas. En los invernaderos se están probando dos modelos. Uno ayuda a los trabajadores que realizan tareas por encima de la cabeza, como atar tomateras a cuerdas; el otro alivia la tensión durante el trabajo a ras de suelo, como recortar o sujetar elementos a las macetas.
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Bart Bakkum, Director General de Skelex: "El desarrollo de los exoesqueletos comenzó en TU Delft y TNO para prevenir dolencias de espalda y de otro tipo durante el mantenimiento de aeronaves. A lo largo de 10 años, el prototipo original evolucionó hasta convertirse en un producto ligero y ergonómico, que ya utilizan muchas personas en todo el mundo en todo tipo de industrias."
Si el proyecto piloto sigue arrojando resultados positivos, ProKonak tiene previsto ampliar el uso de exoesqueletos a otras fases de la cadena de producción, como el envasado y la logística. Apoyar a los trabajadores en todos los niveles no sólo ayuda a prevenir lesiones a largo plazo, sino que también mejora la satisfacción laboral y el rendimiento en una de las industrias más vitales de los Países Bajos.
"Queremos que nuestros trabajadores se sientan bien, estén sanos y disfruten de su trabajo", afirma Turgut Colakoglu, Director de Cuentas de ProKonak. "No se trata solo de prevenir lesiones, sino de hacer que el trabajo físico sea más sostenible a largo plazo, para todos los implicados".
El interés por las soluciones ergonómicas es cada vez mayor, sobre todo en sectores en los que la automatización no puede sustituir totalmente al trabajo humano. El aeropuerto de Schiphol, por ejemplo, está probando exoesqueletos similares en operaciones de manipulación de equipajes. Mientras tanto, en Francia ya se utilizan productos Skelex en viñedos, granjas lecheras e incluso hospitales. Aunque las grandes empresas neerlandesas están explorando este tipo de innovaciones, los primeros en adoptarlas suelen ser profesionales independientes, como yeseros y limpiacristales, que dependen de la resistencia física y se apresuran a adoptar herramientas preventivas.
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