La sandía es la fruta por excelencia de los veranos. Con más de 20.000 hectáreas cultivadas principalmente en Andalucía y Murcia, España se ha convertido en el principal proveedor europeo de este fruto, gracias a su clima favorable y a la tecnificación agrícola. Su temporada se extiende ya hasta bien entrado el otoño, lo que garantiza un suministro prolongado.
Mantener esa producción con la calidad que demandan los consumidores depende de un factor esencial: la gestión del agua. La sandía necesita suelos ligeros, bien drenados y con un pH de entre 6 y 7,5, además de temperaturas cálidas que favorezcan la germinación y el desarrollo vegetativo.
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Pero, sobre todo, requiere un suministro constante de este recurso natural, especialmente durante la floración y la formación del fruto. En campo abierto, la demanda hídrica oscila entre 400 y 600 milímetros por ciclo aproximadamente, mientras que en invernadero se reduce a 250-400 milímetros gracias al control climático y a la eficiencia de los sistemas de riego localizado con fertirrigación.
Un manejo inadecuado del agua puede provocar problemas fisiológicos como el rajado de los frutos, la aparición de corazón hueco o deficiencias de calcio que comprometen la calidad final. Por eso los agricultores recurren cada vez más a soluciones tecnificadas que permiten ajustar con precisión tanto la cantidad de agua como el aporte de nutrientes, evitando pérdidas y optimizando los recursos disponibles.
En este terreno, empresas como Caudal, especialista en soluciones de riego, han apostado por impulsar tecnologías sostenibles que ayudan al agricultor a mejorar la rentabilidad de sus cultivos. Un buen ejemplo es la cinta con gotero S200, con un gotero ampliamente utilizado principalmente en campo abierto.
Su espesor de 8 mil (equivalente a 0,2 milímetros), facilita la instalación y permite reciclarla tras cada campaña, lo que combina rentabilidad con menor impacto ambiental. Además, sus goteros, dispuestos cada 20 centímetros y con un caudal de 1,1 litros por hora, aseguran una distribución homogénea del agua, creando una franja húmeda óptima para el desarrollo radicular y favoreciendo un manejo más eficiente del riego.
Innovación y sostenibilidad que guían el futuro del campo
En el cultivo de invernadero se emplean otro tipo de tuberías con goteros que se adaptan tanto al cultivo de sandía como a cualquier otro. La elección de estas soluciones de riego es clave para garantizar un uso eficiente del agua y una producción de calidad.
De este modo, soluciones como la S200 representan no solo una herramienta para mejorar la producción de sandía, sino también una apuesta firme por la sostenibilidad y la innovación en la agricultura.
Al final, la calidad de una sandía empieza en la forma en que se gestiona el agua, y contar con tecnología adecuada es la mejor garantía para obtener cosechas rentables, sostenibles y a la altura de las expectativas del mercado.
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