El tomate TOV (tomate en rama) se ha consolidado como el segundo segmento más importante en superficie de alta tecnología en México, solo por detrás del grape. Se estima que actualmente ocupa entre 250 y 300 hectáreas, con un destino muy claro: más del 90% de la producción mexicana de este segmento de tomates se exporta a Estados Unidos y Canadá.
En este contexto, BASF Nunhems México ha dado un paso decisivo adaptando su estrategia de mejora genética a las necesidades del productor mexicano, con materiales diseñados específicamente para responder a las demandas del consumidor norteamericano.
© BASF Nunhems México
"Hasta hace poco trabajábamos con variedades de tomates con características enfocadas para el mercado Europeo. Un TOV de 130-135 gramos es perfecto para ese mercado, pero en Norteamérica se demandan tomates de 160 gramos, grandes, fáciles de rebanar y adecuados para el consumo en fast food", explica Andy Zamudio, High Tech manager & Market Development para BASF Nunhems México. "Por eso desde 2025 nuestra estrategia cambió, de manera que los materiales se generan en Holanda buscando las características de planta que el productor Mexicano necesite y el mejor estándar en fruta que el consumidor final demande".
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El foco no está solo en el tamaño, sino también en la sanidad. El virus rugoso (ToBRFV) se ha convertido en uno de los principales retos para los productores mexicanos, al punto de que "hoy no hay material que se acepte por parte de los productores en México si no tiene resistencia al rugoso. En Nunhems trabajamos con resistencias multigénicas, que permiten soportar altas presiones del virus en campo, y es la gran diferencia de nuestras variedades, que garantizan la sanidad en el cultivo en las 40 semanas de producción que el grower necesita", subraya Zamudio.
El nuevo material desarrollado por la compañía, actualmente en validación bajo el código NUN 94029, reúne las características que exige el mercado: frutos de 160-165 gramos, maduración homogénea, más del 95% de fruta empacable, alta resistencia a rugoso y Powdery Mildew, además de un vigor que facilita ciclos completos. "Es un material que viene a revolucionar el mercado de los TOV", añade.
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El proceso se apoya en una evaluación rigurosa: cada genotipo se prueba en condiciones de alta y media tecnología en México, con seguimiento de campo y colecta de datos que luego se analizan en Holanda. "Ya no hay variedades generalistas. Hoy buscamos variedades específicas, adaptadas a cada región y a cada mercado", explica Zamudio.
En cuanto al estado del virus rugoso en México, reconoce que sigue presente: "El rugoso persiste. Aunque hay protocolos muy estrictos en las agrícolas, si bajas la guardia aparece. Por eso decimos que al menos el 50-60% del manejo depende de la genética con resistencia, el resto son protocolos de inocuidad, labores culturales y control de agentes externos".
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El objetivo concluye, es claro: facilitar la vida al productor mexicano y asegurar la satisfacción del consumidor final en Estados Unidos y Canadá. "Con estas variedades ganamos todos: el grower, que tiene materiales más fáciles de manejar; el comercializador, que reduce riesgos de reclamos; y el consumidor, que recibe tomates de calidad, con buen sabor, vida de anaquel y consistencia".
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