La agricultura vertical emerge como una posible alternativa en la producción alimentaria frente al cambio climático, pero un reciente estudio de la Universidad de Surrey cuestiona su sostenibilidad comparada con métodos tradicionales. Aunque las granjas verticales permiten una mayor producción de lechuga y un consumo menor de agua, su huella de carbono excede la de la agricultura convencional, generando preocupación en Reino Unido sobre cómo equilibrar la seguridad alimentaria con el entorno.
El estudio, publicado en Food and Energy Security, es pionero al considerar emisiones de carbono del suelo en agricultura convencional frente a las de una granja vertical en Reino Unido. Se analizaron dos granjas británicas —una en suelo mineral y otra en turba— y una en España, cuyas producciones abastecen gran parte de la lechuga del Reino Unido. Los hallazgos muestran que las granjas verticales rinden más de 20 veces el volumen de las granjas a campo abierto, logrando cerca de 97 kg/m² contra apenas 3.3 kg en granjas tradicionales.
En cuanto al agua, las granjas verticales usan alrededor de ocho veces menos en comparación con fincas españolas, donde la demanda de riego es alta (0.9 m³/kg de lechuga en granjas verticales frente a hasta 7.3 m³/kg en España). No obstante, a pesar de los beneficios en producción y manejo hídrico, las emisiones de gases de efecto invernadero aún son superiores en la agricultura vertical. Incluso con electricidad renovable, la lechuga cultivada verticalmente produce cerca de 0.93 kg de gases invernadero por kilogramo, en contraste con los 0.57 kg en granjas del Reino Unido.
Michael Gargaro, investigador y autor principal del estudio, destaca que "la agricultura vertical puede transformar la seguridad alimentaria en el Reino Unido, especialmente bajo cambio climático y sequías estacionales presionando la agricultura tradicional". Sin embargo, Gargaro advierte sobre el costo de carbono. El reto es mejorar la eficiencia energética y la integración con renovables para lograr una solución sostenible.
El impacto de carbono proviene de la alta demanda energética de estos sistemas y uso de bloques de fibra de yute para el cultivo en detrimento del suelo. Cambiar a materiales como coco podría reducir la huella de tierra en más del 95%. Dr. Zoe M Harris afirma que "aproximadamente el 95% de la lechuga se importa de España en invierno. Los avances en tecnología vertical permiten garantizar un suministro de productos frescos sin requerir terrenos usados para restauración como humedales y bosques". Las innovaciones energéticas y materiales podrían integrar la agricultura vertical a la seguridad alimentaria del Reino Unido, aún con el cambio climático y escasez de agua afectando áreas agrícolas tradicionales como España.
Fuente: larepublica.es