No hay muchas empresas cannábicas en el mundo que cuenten con una historia tan rica como la de Green House Seed Co. Por no hablar de su serie de documentales Strain Hunters, en la que el famoso activista y genio del cannabis Franco Loja, junto con el fundador de Green House, viajaron por todo el mundo para recoger genéticas endémicas de razas autóctonas con el fin de preservar los perfiles de cannabinoides y terpenos que se han perdido a lo largo de décadas de cruces. "Strain Hunters requiere mucha organización y planificación, sobre todo cuando vamos a países remotos donde el cannabis puede seguir siendo ilegal", explica Dust Lion, de Green House. "Nuestro negocio principal, sin embargo, sigue siendo el cultivo y el fitomejoramiento". Cualquiera que haya visitado Ámsterdam seguro que ha visto, o incluso pisado, uno de los coffee shops de Green House. La empresa no se centra únicamente en el consumo para adultos, sino también en el medicinal. Ahí es donde entra en juego su proyecto de cultivo de cannabis en Tailandia.
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De los coffee shops a los invernaderos
El cambio gradual de Tailandia hacia el cannabis medicinal abrió la puerta a Green House Medical, la rama médica de la empresa, para establecer operaciones allí. Los primeros contactos con socios locales se produjeron durante el periodo de producción exclusiva de CBD, pero cuando la normativa sobre THC se relajó, llegó el momento de seguir adelante.
A su llegada, el equipo encontró una estructura de invernadero lista para su uso. Esto les permitió iniciar la producción casi de inmediato, añadiendo capacidad de interior y ampliándola de forma constante. En la actualidad, las instalaciones combinan cultivos al aire libre, en invernadero y en interior, todo ello conforme a las normas GACP, y el procesamiento GMP ya está en marcha para permitir la exportación de flores.
"El clima de Tailandia permite diseños de invernadero relativamente sencillos: estructuras abiertas de policarbonato con mallas antiinsectos, ventiladores y flujo de aire natural", explica Dust. "Ahora trabajan allí unas 100 personas, al principio la mayoría novatas en el cultivo de cannabis. Después de dos años, el equipo ha aprendido a detectar pronto los problemas de las plantas, afinando su enfoque tanto para los cultivos en tierra como en coco."
Control a distancia
Mientras que el invernadero tailandés se basa en principios medioambientales sencillos, las instalaciones interiores del GACP están más orientadas a la tecnología. Aquí, el sistema de control GCX Plus de Agrowtek, combinado con sensores en cada una de las 20-25 salas de flores, permite supervisar y ajustar a distancia el riego, el clima y la fertirrigación.
"Para mí es muy útil porque no siempre estoy in situ", explica Dust. "Todo está online. Puedes ver los datos de las salas, cambiar valores e incluso activar el riego a distancia. También funciona como una capa extra de seguridad, especialmente cuando estás formando a un nuevo equipo."
La configuración del riego utiliza los sensores BDX y SXC de Agrowtek, integrados con los sistemas de la instalación a pesar de las limitaciones de los equipos disponibles localmente. "No siempre es fácil hacer coincidir los controladores con lo que se puede comprar en Tailandia, pero Agrowtek adaptó todo sin problemas", dice.
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"He tenido el privilegio de mantener una estrecha relación con Greenhouse Seed Co y Strainhunters durante más de una década y he trabajado en varias instalaciones con ellos en todo el mundo", dice Mike Sacomano, cofundador de Agrowtek. "El proyecto tailandés fue increíble en términos de tamaño y escala y es una de las mayores operaciones de cannabis con licencia en el mundo. Esto habla de su pasión por la planta y su compromiso de ser líderes en la industria."
Adaptar la luz a la genética
En su selección de fenotipos, el equipo sigue prefiriendo la iluminación HPS a la LED, a pesar de haber realizado numerosas pruebas. "Algunas variedades adoran los LED, otras los odian. La HPS es más indulgente y, para nuestro estilo de cultivo, sobre todo con genéticas seleccionadas de plantas de exterior, funciona mejor", señala Dust.
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Con la producción de GACP ya en marcha desde hace dos años, el procesamiento GMP a punto de empezar y mercados de exportación como Alemania, Reino Unido, Australia y la República Checa en el horizonte, Green House está bien preparada para afrontar un mercado del cannabis en constante cambio, aunque la demanda sigue subiendo, sobre todo en Europa. "Se trata de saber hacia dónde va el mercado", dice Dust. "Y de asegurarnos de que todo lo que enviamos cumple los estándares de calidad que la gente espera de Green House".
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