Sin el estatus de cuarentena para ToBRFV en la UE, son ahora los propios agricultores quienes deben decidir cómo enfrentarse a la enfermedad. Así lo explicó Marco van Dalen, del servicio de inspección de horticultura holandés Naktuinbouw, en declaraciones a la cadena de televisión regional WOS.
Con el inicio de una nueva temporada de cultivo, el virus del tomate conocido como Tomato brown rugose fruit virus (ToBRFV) vuelve a ser una amenaza. Desde 2025, en los Países Bajos ya no es obligatorio notificar infecciones. El virus fue retirado de la lista de organismos cuarentenarios y ahora tiene el estatus de Plaga Reglamentada No Cuarentenaria (RNQP). Esto implica que el gobierno ya no interviene y la responsabilidad recae totalmente en los productores.
El ToBRFV es altamente contagioso y afecta principalmente a los tomates, aunque también puede dañar los pimientos. Provoca manchas marrones y deformaciones que hacen que los frutos no sean comercializables, causando grandes pérdidas económicas. Se transmite por contacto directo —manos, ropa, herramientas, materiales— y puede sobrevivir mucho tiempo fuera de la planta. No es peligroso para las personas, pero sí supone un gran riesgo en zonas de invernaderos como Westland.
Al eliminar la obligación de notificación y control oficial, se pierde la visión sobre la propagación del virus. La Autoridad Holandesa de Seguridad Alimentaria ya no registra casos. Solo los comerciantes de semillas y viveros de plántulas están sujetos a controles. Las semillas deben ser analizadas o proceder de áreas libres; la importación de plántulas está prohibida.
Para los productores, esto significa que ya no tienen que informar ni destruir cultivos infectados, y que las empresas vecinas no recibirán avisos. Precisamente en la transición hacia nuevos cultivos —cuando se limpian los invernaderos y llegan nuevas plantas y trabajadores— aumenta el riesgo de introducción del virus.
Naktuinbouw recomienda medidas preventivas voluntarias: usar variedades resistentes, comprar material en proveedores fiables, y mantener estricta higiene en manos, ropa, herramientas e invernaderos. Sin embargo, queda la duda de si estas acciones serán suficientes en un sector tan interconectado.