El interés por los cultivos tropicales en invernadero no deja de crecer en Andalucía, donde investigadores y productores buscan alternativas rentables a los hortícolas tradicionales, apoyados por investigaciones como la del Grupo Operativo Exotika que, como explica Julián Cuevas, integrante del grupo y profesor en la Universidad de Almería, "buscan ampliar la gama de frutales tropicales, subtropicales, susceptibles de ser cultivados en Andalucía; no solo centrándose en los más extendidos en la actualidad —aguacate, mango, níspero y chirimoyo— sino en otras especies que están expandiéndose a un ritmo muy interesante en los invernaderos andaluces, y con resultados muy prometedores, entre ellos la guayaba, la papaya, la pitahaya o la pasiflora.
Las condiciones climáticas marcan la diferencia y, de hecho, son las que posibilitan que en Andalucía puedan cultivarse especies tropicales y subtropicales, señala Julián. "El invernadero no solo las protege de las bajas temperaturas, que suelen ser el problema para todas estas especies vegetales, sino también acelera su desarrollo con la acumulación de calor. Eso es crítico para un frutal, porque significa cosechas más tempranas y con ello mejor precio, que es uno de los factores clave para los agricultores que buscan alternativas a los hortícolas tradicionales".
"Hay que recordar que en el cultivo de hortícolas la competencia es durísima y los márgenes muy ajustados, y con los frutales tropicales los productores de invernaderos, incluso los que no son de alta tecnología, encuentran un nicho con menos rivalidad y buenos precios, sobre todo, iniciales".
Papaya: ciclos cortos como los hortícolas y alta producción© ExotikaCada especie tiene sus particularidades y ofrece diferentes oportunidades. La papaya se cultiva en ciclos cortos que se pueden prolongar a 18 o 22 meses, con arranque y replantación. "Más allá de ese tiempo, no compensa mantenerla porque la producción baja y el manejo se complica porque el porte de la planta aumenta y los invernaderos de Almería suelen tener una altura bastante moderada para albergar árboles con altura elevada", señala Julián.
"Lo más atractivo del cultivo de papaya es su elevada producción. La planta de papaya es una 'fábrica de producción de fruta' que no requiere grandes intervenciones; quizás lo más remarcable es que incluso hay que eliminar algunos frutos para que no vayan deformando a los demás, y puede ir produciendo fruta hasta que en verano las temperaturas suben demasiado".
"En cuanto a las variedades, hace 10 años comenzamos a utilizar diferentes papayas de origen mexicano con potencial para el mercado europeo —bajo nuestra opinión, mejor adaptadas que otras variedades asiáticas— y desde Canarias ha habido un desarrollo muy rápido de variedades españolas que están dando buenos resultados, por lo que los agricultores cuentan con un material genético ampliamente testado, y pensado para el consumidor en Europa".
Pitahaya: una vez superado el escollo de la polinización con las variedades autocompatibles, queda el reto de la sistematización del material vegetal
Las plantaciones de pitahaya, por su parte, ofrecen más longevidad, aunque menor definición a nivel varietal. "Tenemos plantaciones de pitahaya de 6, 8 y hasta 10 años que siguen bien, a las cuales se les puede aplicar incluso podas de rejuvenecimiento con buenos resultados. Lo que falta es sistematizar el material vegetal, porque hoy hay mucha confusión con su denominación y hay productores que hacen sus cruces y generan nuevos híbridos. En este sentido, sería positivo para el sector trabajar con variedades contrastadas que produzcan frutas con propiedades y características conocidas y más homogéneas y para eso podría lograrse con una mejor selección de las variedades que se cultivan a nivel comercial".
Uno de los grandes retos de la pitahaya, que encarece su producción en concepto de mano de obra, es la polinización, que debe hacerse de forma manual y de noche, ya que esta planta abre sus flores al anochecer y las cierra en la mañana temprano. "Para determinar la mejor hora de polinización hemos pasado noches enteras polinizando flores, desde las nueve de la noche hasta las nueve de la mañana. Es un trabajo agotador", recuerda con humor. "No obstante, las nuevas variedades autocompatibles están suponiendo una revolución en el manejo del cultivo de pitahaya, y los más recientes resultados obtenidos en la Estación Experimental de Las Palmerillas indican buena calidad polinizando con blowers —los sopladores con los que antiguamente se polinizaba el tomate— que también han facilitado muchísimo la tarea de polinización con porcentajes muy satisfactorios de cuajado frente al método manual de polinización con pinceles".
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"Usando ambas técnicas con las variedades autocompatibles —no con aquellas parcialmente autoincompatibles— se logra un importante ahorro de tiempo y de mano de obra, ya que se evita la tarea de la recolección de polen". Para las variedades autoincompatibles este polen se ha de recolectar cada temporada al ser un polen difícil de conservar a medio-largo plazo".
Pasiflora: un futuro prometedor para una planta con hasta 3 y 4 campañas al año
En el caso de la pasiflora, el equipo explora la posibilidad de manejarla con ciclos anuales. "Las pasifloras —maracuyá, fruta de la pasión, granadilla o la gulupa— son plantas trepadoras con una producción muy interesante con hasta 3 y 4 cosechas al año. Si logramos ajustarla a ciclos cortos, puede ser muy atractiva para el agricultor que quiere resultados rápidos y también un periodo de descanso entre campañas", destaca. "Al respecto, vamos a colaborar con profesores brasileños para comenzar un proyecto para optimizar el manejo de la pasiflora en Andalucía y que los agricultores puedan tenerla entre sus futuras opciones de producción".
"Bajo nuestra opinión, la pasiflora tiene un futuro muy prometedor en Andalucía".
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Otros frutales en ensayo
Aunque el foco de la diversificación en los invernaderos está en las "tres P", también se exploran otras opciones interesantes como cerezo, níspero o higuera. "Meter un cerezo en invernadero es un desafío porque es muy vigoroso y tarda en entrar en producción. Para hacerlo, al igual que con los nísperos, sería necesario considerar el empleo de patrones enanizantes, que hay que seleccionar. No obstante, con el cultivo bajo invernadero se consigue adelantar la cosecha 15 o 20 días y con esta fruta de temporada, como en el caso de las brevas, los agricultores podrían obtener precios en el mercado muy buenos".
Aunque el reto, reconoce Julián, está justamente en el mercado. "Agronómicamente, estas especies ofrecen ventajas claras al agricultor: costes manejables, ciclos rápidos, múltiples cosechas. Pero necesitamos que las estrategias comerciales acompañen para hacer estas frutas más accesibles y a precios competitivos".
Para más información:
Julián Cuevas
GO Exotika
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