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Los productores de tomate uruguayos se enfrentan a un exceso de oferta

El mercado del tomate en Uruguay está bajo presión, ya que el sector se enfrenta a un exceso de oferta. A principios de año, los consumidores pagaron precios elevados por los tomates debido a la escasa disponibilidad, pero la cosecha actual ha producido volúmenes que el mercado no puede absorber. El resultado es que se descartan grandes cantidades, lo que crea inestabilidad tanto para los productores como para los consumidores.

Hace unos meses, unas condiciones meteorológicas desfavorables redujeron la oferta, haciendo subir los precios hasta niveles que asemejaban los tomates a un artículo de lujo. En cambio, las recientes condiciones meteorológicas favorables han propiciado altos rendimientos. Para los productores, llevar tomates al mercado no cubre los costes mínimos de producción o transporte. "Es mejor dejar los tomates en el campo que llevarlos al mercado y perder más dinero", dicen algunos productores.

En la actualidad, los tomates se venden a precios muy bajos, lo que supone un alivio a corto plazo para los consumidores. Sin embargo, esto va en detrimento de los ingresos de los productores y provoca el desperdicio de alimentos. La falta de regulación o planificación ha creado un desequilibrio en la producción, con explotaciones que producen más de lo que el mercado puede manejar.

La crisis pone de manifiesto la dificultad de mantener la estabilidad en el sector. El exceso de oferta y el despilfarro de hoy podrían ir seguidos rápidamente de escasez y precios más altos en la próxima temporada, continuando así un ciclo de volatilidad. Los productores pierden dinero por cada kilo, mientras que el acceso de los consumidores a tomates asequibles está más ligado a las fluctuaciones del mercado que a un suministro previsible.

Se ha instado al Gobierno a estudiar medidas para reducir estos desequilibrios. Las opciones incluyen regular las hectáreas plantadas, promover tecnologías de almacenamiento y apoyar la diversificación de cultivos. Hasta entonces, los tomates seguirán desechándose mientras los productores intentan minimizar las pérdidas económicas.

Desde el punto de vista medioambiental, el desperdicio de grandes volúmenes de tomates también ha suscitado preocupación. En una época en la que la seguridad alimentaria y la reducción de residuos son prioridades mundiales, el descarte de toneladas de productos pone de manifiesto ineficiencias sistémicas.

La situación actual del tomate en Uruguay refleja desequilibrios estructurales en la producción agrícola. Sin medidas para estabilizar la oferta y la demanda, tanto productores como consumidores siguen expuestos a la volatilidad.

Fuente: Uruguay Al Día