La presión normativa y la inestabilidad logística global están transformando el mercado de los sustratos hortícolas, en el que la fibra de madera emerge como una materia prima sólida para sustituir parcial o totalmente a la turba rubia y a la fibra de coco, dos materiales cuya disponibilidad y coste se han visto fuertemente alterados en los últimos años.
Una respuesta a la crisis de suministro y sostenibilidad
"Hasta hace poco, pocos productores consideraban la fibra de madera como una opción viable, sobre todo cuando había disponibilidad sin límite de otras materias primas. Sin embargo, las tensiones logísticas que afectan a la fibra de coco, principalmente importada de Asia, han impulsado un cambio acelerado", explica José Manuel Navarro, gerente de Masecor.
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José Manuel Navarro, gerente de Masecor, en Fruit Attraction 2025
"Por eso, hace un año en Masecor pusimos en marcha una línea de producción de fibra de madera. Comenzamos incorporando un 20% en las recetas y, tras una campaña, los productores no han percibido grandes diferencias en el comportamiento del sustrato, de manera que ante estos resultados y debido a los problemas de disponibilidad y precio que han surgido en las materias primas, estamos incrementando progresivamente su proporción".
La fibra de madera presenta propiedades físicas comparables a la turba rubia —baja densidad, alta porosidad y buena retención de agua—, además de un elevado contenido en materia orgánica. "Estas características permiten formular recetas estables y homogéneas, equilibrando parámetros químicos clave y manteniendo la microbiota del suelo", destaca.
"Si bien la turba rubia ofrece una composición natural difícil de replicar, su coste creciente la hacen cada vez menos atractiva. Por su parte, la fibra de coco, ampliamente aceptada en las dos últimas décadas, afronta ahora una demanda mundial que supera la oferta, problemas de transporte y volatilidad de precios. Frente a ello, la fibra de madera europea supone una materia prima local, con costes más controlables y menor huella de carbono".
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Beneficios económicos y estratégicos para el productor
El uso de materias primas de proximidad, de hecho, ayuda a reducir la exposición a factores imprevisibles, como conflictos internacionales o fletes marítimos variables. "No puedes controlar una guerra en la otra parte del mundo, ni que un barco se vea obligado a rodear África", añade José Manuel. "Pero con la fibra de madera se puede controlar el coste de producción y la calidad de tu sustrato, lo que aporta estabilidad a la cadena de suministro".
Además de su competitividad económica, la fibra de madera se adapta bien a las demandas de los productores profesionales y viveros ornamentales, y su incorporación progresiva en recetas permite transicionar sin impactos bruscos en el rendimiento agronómico.
"La fibra de madera se posiciona como un producto técnico, sostenible y con suministro fiable".
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