Rick Gitzels y Esmée Boerdijk salieron hace poco en la portada del periódico. Su restaurante pop-up en un invernadero, que nació como una idea espontánea, ha tenido un éxito inesperado. "Llevamos un paso más allá lo de contar la historia del sector", cuenta Rick al hablar sobre la génesis de Served By Nature.
En seis veladas en Wevershoof (Países Bajos), un total de 300 comensales disfrutaron de una comida deliciosa, pero para Rick y Esmée fue igual de importante dar visibilidad a las historias de los agricultores y horticultores y contarlas con autenticidad, sin convertirlas en historias de promoción personal.
© Anouk Branding & Design Rick y Esmée antes de una de las veladas.
Se sabe poco sobre el origen de los alimentos
Durante los últimos seis meses, Rick ha asistido a la academia de la Slow Food Youth Network (SFYN) de los Países Bajos. En ella ha conocido los entresijos de otros muchos eslabones de la cadena alimentaria, además del de la horticultura de invernadero y el cultivo de hortalizas al aire libre, sectores en los que opera la empresa familiar Plant Nursery Gitzels. Y ahí es donde surgió la idea.
"En la academia me di cuenta de que el proceso que hay detrás del cultivo de hortalizas sigue a menudo siendo bastante invisible. Además, como consumidor, no me paro ni un segundo a pensar en ello. Comprar en el supermercado es superfácil. A veces ves a un agricultor feliz en el envase, y los productores gozan de una visibilidad cada vez mayor, pero sigue sin ser suficiente".
No solo "un simple bocado en el invernadero"
Rick, junto con su amiga Esmée, decidió hacer algo al respecto. Ella trabaja en la start-up Yespers, dedicada a los alimentos libres de residuos, y dirige su propia agencia de diseño gráfico. A ambos les gusta contar historias. El propio Rick también se dedica a la producción desde principios de año, ahora que se ha incorporado a la empresa familiar.
En el invernadero de Wervershoof, Rick se encontró con una vieja cocina, mesas y sillas. Era todo lo que necesitaba para montar un restaurante. "Al principio, la idea era dejar que la gente 'solo' comiera algo en el invernadero, pero pronto nos dimos cuenta de que también necesitábamos compartir historias. Cuando tienes a gente con tiempo y atención en tu invernadero, puedes aprovecharlo para contar un buen relato".
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Recopilando historias
Sin ninguna experiencia en hostelería, se pusieron manos a la obra para reunir el material necesario, porque ese "material de restaurante", al fin y al cabo, dejaba bastante que desear. También hacía falta gente. Se reunió un equipo de chefs, sumilleres y otras mentes creativas.
Rick y Esmée salieron juntos al terreno para recopilar historias sobre el origen de distintos alimentos. El resultado fueron cuatro minidocumentales que se proyectaron a los invitados durante las veladas. "Al principio, creíamos que podríamos grabar unos cuantos vídeos cortos en una hora", ríe Rick. "Pero pronto descubrimos que, si te interesa de verdad su historia, los agricultores y horticultores estarán encantados de contarla. Que en el sector reine el secretismo es, por tanto, una idea equivocada".
Historias reales
Una vez comprometidos con el proyecto, Rick y Esmée visitaron a un horticultor que, entre otras cosas, sufría daños provocados por animales en sus parcelas. Le siguió una visita a un cazador, y se grabaron ambas historias. De hecho, uno de los platos en las cenas abordaba el tema: ¿De quién es la cosecha? "¿La cosecha nos pertenece a nosotros o al ganso? ¿No quieres hortalizas, o no quieres matar animales?" Rick explica que el éxito del concepto se debe en parte a que en el invernadero se contaban "historias reales", en frisón occidental, directamente del campo, lo cual daba a los huéspedes una muestra de autenticidad.
Pero entonces, ¿no temían él y Esmée que las cosas se les fueran de las manos por las tardes y las veladas degeneraran en acalorados debates? No, dice. "La gente venía a nuestro invernadero sin muchas expectativas. No sabían qué iba a pasar exactamente. Lo único que sabían era que íbamos a ofrecerles un programa completo de historias sobre el sistema alimentario". Al contar historias auténticas como documentalistas aficionados, por así decirlo, se consiguen discusiones menos acaloradas. "La gente tiende a escuchar atentamente y luego, por supuesto, se les permite formar sus propias opiniones sobre lo que han visto y oído. Nuestro objetivo nunca ha sido crear un club de fans pro-horticultura".
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Hoja de ruta y nuevas ideas
El anuncio en Instagram de que iban a celebrarse las veladas pop-up en el invernadero del vivero Gitzels tuvo una gran acogida y no tardaron en empezar a llegar mensajes. Cuando la empresa de selección vegetal y desarrollo de semillas Enza Zaden compartió el mensaje, las cosas despegaron de verdad. "Acabamos reuniendo a 100 empleados de Enza Zaden en nuestro invernadero dos noches para una cena de cuatro platos preparada por el chef Pepijn Schmeink, de Eendracht Catering", cuenta Rick.
Ahora que todo vuelve a estar recogido, nos hemos quedado con una hoja de ruta y dos cabezas llenas de nuevas ideas. "Ahora necesitamos un descanso", ríe Rick. "Hemos logrado sacarlo adelante sin dejar de hacer también nuestro trabajo habitual. Ha sido un mes de mucho ajetreo. Pero ya tenemos nuevas ideas para la próxima primavera".
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De viaje
A los asistentes a la primera serie de veladas ya les interesa saber cuándo se organizará la siguiente edición, apuntan Rick y Esmée con satisfacción. "Ahora nos hemos centrado en las hortalizas de campo. La próxima vez, quizá lo hagamos en otro eslabón de la cadena alimentaria. Nos parece interesante recopilar historias desde una perspectiva aún más amplia, siguiendo el ejemplo de Resilient Food Stories. ¿Cómo es la cadena alimentaria? ¿Qué ocurre en otros países? ¿Y cómo se entrelaza la cultura con la alimentación? Lo que nos parece realmente genial es que ahora mucha gente ha escuchado esas historias, y así les abres lo ojos".
A finales de este año, Rick y Esmée planean un viaje para recopilar nuevas historias. También animan a sus colegas a poner en marcha conceptos creativos similares. Aunque Rick es consciente de que no es nada fácil. "Ahora tengo libertad creativa; puedo hacer lo que me gusta, vivo en la ciudad y no tengo que llevar el negocio yo solo", dice. Y además optamos deliberadamente por organizarlo en septiembre, cuando tenemos un poco menos de ajetreo en nuestra empresa".
Es consciente de que no todo el mundo está en la misma situación, sin embargo, cree que hay más gente con capacidad para aportar su granito de arena para contar la historia del sector a su manera. Es un tema del que cada vez se habla más, sobre todo cuando el sector está en el punto de mira de ciertas críticas. "Hay que ser capaz de tender puentes, incluso con gente de fuera de tu propia burbuja", aconseja Rick a sus colegas. "Yo llegué a conocer a esa gente gracias a la Slow Food Youth Network, y siempre estoy dispuesto a recibir mensajes de personas que aún no cuenten con una red similar. También estamos abiertos a escuchar propuestas de productores y empresas a quienes les interese organizar sus propias veladas antes de 2026".
© Anouk Branding & DesignVisita al invernadero con Mike, el hermano de Rick
Fotos: Anouk Branding & Design
Para más información:
Served By Nature
[email protected]
https://servedbynature.carrd.co/