En el norte de Dinamarca, una pareja ha transformado una tradicional vivienda de ladrillo en una casa invernadero de 247 metros cuadrados, situada en la isla de Mors. Ana Mari Madsen y Rasmus Miler han reutilizado 21.000 ladrillos de una casa rural del siglo XIX para crear este innovador espacio, logrando un hogar que combina eficiencia y sostenibilidad.
El diseño de la vivienda fusiona lo antiguo con lo moderno, utilizando materiales recuperados como una escalera de comisaría antigua y ventanas de la zona. Este enfoque ha permitido a la pareja mantener los costes bajos mientras crean un entorno habitable que está protegido contra el frío danés, proporcionando un espacio de vida amplio y funcional.
La estructura de cristal envuelve el espacio habitable, actuando como un refugio que amplía la casa compacta original. Durante el verano, una cama plegable en la terraza acristalada ofrece un dormitorio extra para invitados, mientras que en invierno, la exposición solar incrementa la temperatura interna, manteniendo el espacio cálido y acogedor.
El diseño de la casa también integra vistas panorámicas de los campos y el fiordo, estableciendo una conexión directa con el entorno natural. Este contacto con el exterior resulta esencial para la rutina diaria de Ana Mari, especialmente en la práctica del yoga, donde la luz y el cambio estacional inspiran un ritmo de vida en sincronía con la naturaleza.
Este proyecto ilustra cómo una vivienda puede reinventarse para funcionar en armonía con su entorno, utilizando enfoques sostenibles que respetan los recursos y mejoran la calidad de vida. La reutilización de materiales y la integración de la estructura acristalada sirven como un ejemplo de diseño adaptativo y de bajo impacto medioambiental.
Fuente: huffingtonpost.es