En décadas recientes, el control biológico de ácaros en frutilla ha pasado de ser experimental a ser una herramienta en programas manejados integralmente. Con la frutilla como cultivo de alto valor económico y expansión global, manejar plagas como Tetranychus urticae sin depender de agroquímicos se vuelve urgente.
El auge del control biológico se debe a razones ambientales, económicas y técnicas. Las aplicaciones químicas repetidas, además de generar resistencia en ácaros, afectan los equilibrios naturales, impactando en la salud de las plantas, la rentabilidad del productor y la percepción de consumidores preocupados por la trazabilidad y sostenibilidad.
El cambio climático afecta, además, la dinámica de plagas. En zonas productoras del hemisferio norte como California, España o Marruecos, los veranos secos han favorecido la multiplicación de Tetranychus urticae, un ácaro que con el calor aumenta la oviposición alcanzando densidades críticas rápidamente. En contraste, los enemigos naturales se ven más afectados por el calor, exigiendo nuevos enfoques.
Según UC ANR, en veranos cálidos, la eficacia de los acaricidas convencionales se reduce, indicando la necesidad de estrategias sostenibles, continuas y ecológicas. En Latinoamérica, países como Chile, México, Perú y Colombia experimentan aumentos de temperatura, incrementando la incidencia de ácaros en invernaderos, donde las altas temperaturas y los manejos intensivos crean condiciones óptimas para la explosión de plagas, por lo que se hace necesaria la introducción de depredadores naturales como estrategia de resiliencia.
El control biológico usa fitoseidos depredadores, manteniendo las plagas bajo niveles económicos de daño. Neoseiulus californicus es activo en condiciones cálidas, Phytoseiulus persimilis es ideal para liberaciones cuando la plaga ya está establecida, y Amblyseius swirskii es un insecto generalista que se alimenta de ácaros y trips. Estos son algunos ejemplos de insectos que se han incorporado en programas integrados, donde ser conscientes de su biología y compatibilidad es clave.
El éxito depende de varios factores, como temperatura, humedad, densidad plaga y arquitectura del cultivo. Además, es importante compatibilidad con tratamientos existentes, asegurando productos de bajo impacto y priorizando ajuste nutricional. Control biológico combina medidas preventivas con acciones bien planificadas. Los técnicos equilibran sistemas ecológicos logrando reducciones en densidades de ácaros y mayor vigor de plantas.
El principal reto es integrar control biológico en sistemas intensivos. Existen limitaciones logísticas, pero biotecnología ofrece soluciones optimistas. El concepto de "agroecosistema inteligente" promueve permanencia, diseñando sistemas que modifican microambientes, ajustan fertilización y mantienen biodiversidad útil.
Fuente: grupofragaria.com