Junto con la producción y la precocidad, principales parámetros que se tienen en cuenta a la hora de seleccionar las variedades de fresa a poner cada campaña, unos niveles aceptables de calidad de fruta son imprescindibles para llegar al mercado.
Esta calidad, tanto en la fruta recién cosechada como tras un periodo de conservación, va a depender tanto del genotipo como del sistema de cultivo que se utilice, ya que la fresa es un cultivo microclimático, y una misma variedad en distintos agroambientes puede mostrar distinto comportamiento.
Es por ello que en la campaña 2024/2025, el IFAPA ha evaluado 16 variedades de fresa de
distintos programas de mejora en dos sistemas de cultivo: convencional y sin suelo; monitoreando parámetros relacionados con la calidad organoléptica, funcional y postcosecha.
Los dos sistemas de cultivo se llevaron a cabo en la finca experimental 'El Cebollar' en Moguer, perteneciente al IFAPA de Huelva. Entre los resultados, destaca el hecho de que mientras en parámetros como la firmeza de los frutos, la acidez o el color exterior fueron similares en ambos sistemas, tras el periodo de conservación aplicado sí se observan diferencias significativas entre sistemas de cultivo para el porcentaje de frutos podridos, para el conjunto de las variedades (40,4% y 22,5%, en cultivo convencional y sin suelo, respectivamente).
Asimismo, para el conjunto de las variedades, cabe destacar que en cultivo sin suelo también se obtuvieron mejores resultados de contenido en sólidos solubles y frescura de cálices en postcosecha.
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Fuente: juntadeandalucia.es