El uso creciente de agua desalada en la agricultura de las Islas Canarias ha alterado el equilibrio iónico de las soluciones nutritivas, reduciendo drásticamente el aporte natural de magnesio (Mg²⁺), un macronutriente esencial a menudo subestimado.
Como explica el experto en Agronomía, Ingeniería Agrícola y Gestión de Proyectos, Pedro Fernandes Rosa, en LinkedIn, el magnesio es el átomo central de la clorofila y resulta indispensable en la fotosíntesis. "Además de actuar como cofactor enzimático en la síntesis de ATP, activación de la Rubisco y transporte de fotoasimilados en el floema. Asimismo, regula el equilibrio electroquímico celular y estabiliza ribosomas, influyendo directamente en la síntesis proteica y en la eficiencia metabólica".
"En los frutos rojos, cultivos de elevada demanda energética, la deficiencia de Mg limita la fijación de carbono y la translocación de azúcares, generando frutos más pequeños, menos firmes y con menor contenido de sólidos solubles y antocianinas".
"La sustitución de aguas subterráneas ricas en Mg (20–80 mg L⁻¹) por aguas desaladas (< 2 mg L⁻¹), junto al uso intensivo de fertilizantes potásicos y cálcicos, induce antagonismo iónico (K⁺/Mg²⁺ y Ca²⁺/Mg²⁺) y agrava la carencia. Los síntomas incluyen clorosis internerval en hojas basales, reducción fotosintética y pérdidas de rendimiento de hasta 25 %".
"En sistemas con agua de baja mineralización es esencial incorporar Mg de forma sistemática en la fertirrigación, manteniendo 40–60 mg L⁻¹ de Mg²⁺ y una relación K⁺/Mg²⁺ < 5. Las fuentes más eficientes son sulfato de magnesio heptahidratado (MgSO₄·7H₂O) y nitrato de magnesio (Mg(NO₃)₂·6H₂O), complementadas con aplicaciones foliares al 1–1,5 %".
"Su omisión compromete la eficiencia fotosintética, la calidad organoléptica y la sostenibilidad de la fruticultura intensiva bajo riego con agua desalada".