El Reino Unido cultiva actualmente menos del 20% de su fruta y alrededor de la mitad de sus hortalizas, lo que le hace muy dependiente de las importaciones y vulnerable a las crisis climáticas, la volatilidad de los mercados y las perturbaciones mundiales. Un nuevo estudio dirigido por el Dr. Sven Batke, Director del Consorcio de Innovación en Invernaderos de la Universidad de Edge Hill, sostiene que el camino del Reino Unido hacia la seguridad alimentaria no pasa por ampliar las tierras de cultivo, sino por modernizar y ampliar su infraestructura de invernaderos.
El estudio, publicado en Plants, People, Planet, traza un mapa de las 2.085 hectáreas de invernaderos existentes en el Reino Unido. Lo preocupante es que más del 70% de esta infraestructura tiene más de 40 años, construida en una época de energía barata y economía obsoleta.
"Muchas de estas estructuras no son adecuadas para los sistemas modernos", afirma Batke. "Ahora hay que centrarse en el rendimiento energético, la descarbonización y el control ambiental". El Dr. Batke hace hincapié en mejoras como un mejor acristalamiento, paredes laterales aisladas, pantallas térmicas y ventilación avanzada.
La calefacción sigue siendo el mayor gasto y la mayor fuente de carbono del sector, con un creciente interés por las bombas de calor, la calefacción urbana y la recuperación de calor residual industrial. Mientras tanto, el cambio de la iluminación HPS a la iluminación LED adaptativa reduce el consumo de energía y mejora la uniformidad de los cultivos.
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Renovaciones con rápida rentabilidad
Aunque la remodelación a gran escala puede parecer desalentadora, muchas mejoras ofrecen beneficios rápidos y rentables. "Actualizar las pantallas térmicas puede amortizarse en dos años", afirma. La sustitución de lámparas por LED o la mejora de la estanqueidad también suponen un ahorro inmediato.
Los sistemas de riego y fertirrigación de circuito cerrado se están convirtiendo en norma, mejorando la eficiencia y cumpliendo las nuevas normas de la Agencia de Medio Ambiente sobre vertido de nutrientes. En regiones como East Anglia y Humber, la integración con el calor residual industrial ya es comercialmente viable.
"Dado que la energía representa una parte tan importante de los costes de producción, cualquier inversión que reduzca el consumo de energía por kilogramo de producto refuerza el argumento comercial", afirma. Algunos productores están probando cristales fotovoltaicos semitransparentes que permiten a los invernaderos generar su propia electricidad.
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La economía de la autosuficiencia
Para alcanzar el 50% de autosuficiencia en frutas y hortalizas cultivadas en invernaderos en 2050, el Reino Unido tendría que cuadruplicar su capacidad, lo que requeriría una inversión de unos 14.100 millones de libras. Sin embargo, los beneficios son prometedores: un periodo de amortización de entre 3 y 7 años, impulsado por la reducción de las importaciones y la demanda del mercado nacional.
"Si comparamos los costes con las importaciones de los Países Bajos, España y Marruecos, y tenemos en cuenta el ahorro derivado de cadenas de suministro más cortas y menos residuos, la economía cobra sentido", explica el Dr. Batke. Con sistemas modernos de baja emisión de carbono, la amortización podría ser aún más rápida.
La geografía del crecimiento
El sur y el este de Inglaterra son las zonas más adecuadas para la expansión de los invernaderos gracias a un 20-30% más de radiación solar, climas más suaves y proximidad a los centros retail. Sin embargo, el elevado valor del suelo obliga a una expansión estratégica.
En cambio, el norte y las Midlands ofrecen oportunidades para invernaderos integrados en el calor y vinculados a agrupaciones industriales, plantas de biogás o instalaciones de aguas residuales. Estos proyectos pueden funcionar con costes energéticos muy bajos y reportar beneficios regionales: puestos de trabajo cualificados, diversificación y acceso a alimentos frescos en los llamados "desiertos alimentarios"", afirma.
Utilizar la horticultura de invernadero para apoyar los objetivos de nivelación podría tener repercusiones sociales y económicas a largo plazo.
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Financiación y política: Un enfoque de infraestructura nacional
Para alcanzar el objetivo de inversión de 14.100 millones de libras es necesaria una financiación mixta, que combine capital privado, capital de los productores y apoyo del sector público. Batke sugiere que las garantías respaldadas por el gobierno o los préstamos de bajo coste a través del Banco de Infraestructuras del Reino Unido podrían acelerar el despliegue, especialmente para proyectos integrados de energías renovables.
"Para atraer a los inversores, el sector se beneficiaría de un mecanismo de estabilización de ingresos, similar al sistema de Contratos por Diferencia en energías renovables", afirma. Sin una política nacional coordinada, el Reino Unido corre el riesgo de quedarse rezagado respecto a los Países Bajos y otros líderes en horticultura protegida.
En su opinión, la horticultura de invernadero debería considerarse una infraestructura nacional. "Apoya la seguridad alimentaria, la descarbonización y el uso circular de los recursos: calor, CO₂ y agua. Merece el mismo reconocimiento estratégico que las infraestructuras energéticas o hídricas."
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Preparar a productores y ayuntamientos
Para los productores, su mensaje es claro: estar preparados para el proyecto. "Asegúrense los permisos, las conexiones a la red o la calefacción, los estudios medioambientales y los planes de negocio. Los modelos cooperativos y las agrupaciones regionales pueden hacer más viables las inversiones, sobre todo cuando se comparten infraestructuras como las redes de calor o CO₂."
Los ayuntamientos también desempeñan un papel fundamental. Pueden ayudar designando zonas agrotecnológicas o emitiendo Órdenes de Desarrollo Local para agilizar la planificación, manteniendo al mismo tiempo las normas medioambientales. "La transparencia y el compromiso de la comunidad son esenciales para la aceptación pública", añade.
Mirando al futuro: Automatización e IA
Según el Dr. Batke, la próxima generación de invernaderos estará definida por la automatización y la inteligencia de datos. "Los sistemas de IA ya analizan los datos de los sensores y ajustan las condiciones climáticas en tiempo real". La automatización no sustituirá a los productores experimentados, pero les permitirá gestionar sistemas complejos con mayor precisión.
Aunque la adopción es desigual, las instalaciones que utilizan sistemas de control digital ya están logrando importantes ganancias en eficiencia energética y rendimiento. "La toma de decisiones basada en datos se convertirá en el sello distintivo de las operaciones avanzadas de los invernaderos británicos", predice. "El verdadero reto consiste en superar las barreras políticas y de comportamiento que frenan la innovación".
El Dr. Batke imagina un futuro en el que los invernaderos formen una economía alimentaria circular y baja en carbono. "Para mediados de siglo, espero que los invernaderos sean reconocidos como nodos esenciales de la red alimentaria del Reino Unido", afirma. "Proporcionarán un suministro estable, reducirán los residuos y actuarán como centros de gestión de la energía y los recursos, lo que los hará aún más sostenibles".
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Para más información
Dr. Sven Batke, Presidente del Consorcio para la Innovación en Invernaderos
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