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Cómo aumentar el uso de plaguicidas biológicos en los programas de gestión integrada de plagas

Aunque los biopesticidas existen desde hace 70 años, empezando por los bioinsecticidas a base de Bacillus thuringiensis, están experimentando un rápido crecimiento a medida que los productos mejoran y adquieren una base más científica y se imponen más restricciones a los pesticidas químicos sintéticos.

Se prevé que el crecimiento de los bioplaguicidas siga superando al de los plaguicidas químicos, con tasas de crecimiento anual compuesto del 10%-20%, frente a cifras de un solo dígito en el caso de los productos químicos. Cuando se integran en los programas de gestión de plagas, los biopesticidas ofrecen la posibilidad de aumentar el rendimiento y la calidad de las cosechas en comparación con los programas exclusivamente químicos.

Las ventajas añadidas incluyen la reducción o eliminación de residuos químicos, lo que facilita la exportación, el retraso en el desarrollo de resistencias de plagas y patógenos a los productos químicos, una reintroducción más corta en el campo, biodegradabilidad y menor huella de carbono y emisiones de gases de efecto invernadero, y bajo riesgo para los organismos no objetivo, incluidos los polinizadores.

Sin embargo, siguen existiendo muchos retos para impulsar la adopción de bioplaguicidas. Entre ellos se encuentra la falta de concienciación y educación sobre cómo probar y desplegar sus modos de acción únicos en programas integrados, lo que se traduce en percepciones persistentes sobre el rendimiento y la rentabilidad.

Este artículo aborda estas cuestiones con sugerencias sobre cómo aumentar la confianza de los agricultores y de las principales personas influyentes en la utilización de productos biológicos en los programas de gestión integrada de plagas (GIP), incluido el ajuste de los umbrales y la práctica de la GIP en función de los modos de acción de los biopesticidas en comparación con los productos químicos sintéticos.

Más información aquí.

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