A finales de octubre se recolectan los últimos pepinos ecológicos de Alemania, destinados a la venta al por menor. Bio Fruchtgemüse Produzenten e.V. (Bio.Fru.Pro) valora en general positivamente la temporada 2025 de sus explotaciones asociadas. Gracias a las moderadas condiciones meteorológicas, la cosecha transcurrió sin grandes fluctuaciones. Aunque todavía no fue posible compensar los continuos aumentos de costes de los últimos años, los productores se mostraron satisfechos con unos precios estables y un ligero aumento de las ventas.
"En términos de producción, la temporada fue agradablemente tranquila", explica Rudolf Dworschak, director general de Bio.Fru.Pro. "Este año nos libramos en gran medida de una mayor presión de plagas o enfermedades y de las persistentes olas de calor. Gracias a ello, el volumen de cosecha se mantuvo constante y pudimos cumplir con fiabilidad nuestros acuerdos comerciales. Podríamos haber vendido aún más si hubiéramos ampliado las superficies en primavera".
© Bio Fruchtgemüse Produzenten e.V.
Una de las principales razones del aumento de la demanda fue el encarecimiento de los productos importados. La temporada de los pepinos ecológicos nacionales va de marzo a octubre; solo es posible disponer de producto durante todo el año importando de los países del sur. Durante los meses de invierno, la producción en Alemania no es compatible con los principios de la agricultura ecológica debido a los elevados requisitos energéticos y a la necesidad de dejar descansar el suelo. Las condiciones de producción más favorables de países como España o Bulgaria —por ejemplo, en cuanto a costes laborales o normativa medioambiental— hacen que los pepinos importados sean considerablemente más baratos en el mercado en los meses de transición. La demanda de productos regionales durante este periodo viene determinada principalmente por la diferencia de precios.
En la actualidad, solo alrededor del 15% de la superficie alemana de invernaderos ecológicos se destina al cultivo de pepinos. "El cultivo es muy intensivo en costes, su producción implica un alto riesgo y está sujeto a fuertes fluctuaciones de la demanda debido a su dependencia de los precios de importación. Desde un punto de vista comercial, lo lógico es reducir al mínimo el cultivo", explica Michael Schudde, director gerente de Bio.Fru.Pro. "A la inversa, al retail le gusta utilizar productos importados más baratos durante la temporada, y solo cuando surgen problemas volvemos a ser interesantes. Si el retail se comprometiera con la agricultura ecológica regional tan claramente como demandan los consumidores, podríamos romper juntos la espiral descendente y alcanzar la autosuficiencia total durante la temporada". Un objetivo que vuelve a cobrar relevancia social con el telón de fondo de las crecientes crisis mundiales.
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