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Las acusaciones de "dumping" de precios ensombrecen el cannabis medicinal en Portugal

Portugal ha pasado los últimos años forjándose una reputación como puerta de entrada europea para el cannabis medicinal. Las exportaciones van en aumento y el Gobierno y los medios de comunicación locales presentan la imagen de un sector muy dinámico, con tierras fértiles, leyes progresistas y un entorno normativo fluido.

Pero tras las brillantes cifras de exportación, crece la preocupación de que la historia de éxito del país pueda estar inflada por lo que un conocedor del sector describe como "lavado verde".

Según una persona familiarizada con el asunto, la mayor parte del cannabis que Portugal "exporta" no se cultiva en el país. En su lugar, grandes empresas importan flores de baja calidad del extranjero, las procesan localmente y las vuelven a enviar con la bandera de Portugal estampada en la etiqueta. "Portugal ha exportado hasta ahora unas 35 toneladas de flor de cannabis medicinal", afirma la fuente. "Solo unas 2 toneladas se cultivaron aquí. El resto procedía de otros lugares".

La preocupación no es el modelo de importación y proceso en sí, sino la falta de transparencia y el impacto en los productores locales que realmente cultivan plantas en Portugal. "La cultivan barata en el extranjero para mercados recreativos", dice la persona. "Luego se procesa en Portugal y se vende en farmacias de toda Europa a precios imposibles de igualar para los verdaderos cultivadores. Esto es un claro dumping de precios".

Portugal cultiva a precio de ganga
Según la fuente, a algunas farmacias europeas se les está ofreciendo flor medicinal con etiqueta de Portugal por tan sólo 1,60 euros el gramo. El informante sostiene que ni siquiera los productores más baratos del extranjero pueden alcanzar ese precio y seguir cumpliendo las normas farmacéuticas europeas. "El coste de producción más barato que he visto en el extranjero rondaba los 1,40 euros por gramo", explica la fuente. "Solo el procesamiento en Portugal puede costar unos sesenta céntimos. Entonces, ¿cómo lo venden a 1,60 euros?". Según ellos, la razón es sencilla: por un lado, estas grandes empresas necesitan mostrar a los accionistas que el dinero y el producto se mueven. Por otro lado, aprovechan la disponibilidad de capital para desplomar el precio, hacerse con una mayor cuota de mercado y expulsar a las empresas más pequeñas, que en última instancia acaban siendo compradas por esas mismas grandes compañías. Al mismo tiempo, el problema no es solo económico. Los productores locales afirman que también está en juego la calidad.

Algunas fuentes afirman que un gran número de farmacias rehúyen el producto con la bandera portuguesa, a sabiendas de que no se trata de producto realmente cultivado en Portugal. "Piensan que Portugal es igual a flor de baja calidad. Eso perjudica a las empresas que realmente cultivan aquí bajo estrictas prácticas farmacéuticas europeas", afirma la persona familiarizada con el asunto.

Pequeños productores luchan por sobrevivir
Portugal cuenta con un gran número de operadores de cannabis con licencia, pero son pocos los que realmente cultivan a escala. Según la fuente, de todas las licencias de cultivo concedidas, solo un puñado están realmente operativas. "Algunos productores producen de uno a tres kilos por cosecha", afirma la persona. "No tienen estrategia ni cadena de suministro. Es solo una fachada para mostrar que son algo operativos, cuando en realidad la mayoría de sus productos son importados y procesados localmente. Estas personas entraron en el espacio sin saber cómo dirigir un proyecto de cultivo medicinal". El experto sostiene que las empresas que se apresuran a importar, reetiquetar y lanzar el producto al mercado no están construyendo un sector sostenible para Portugal.

© Roman Zaiets | Dreamstime

"El año que viene espero que quiebren entre seis y ocho empresas", afirman. "Todo el mundo sonríe en las conferencias, todo el mundo habla de innovación. Nadie habla de cooperación".

Presión a los reguladores y petición de investigación
Esta persona afirma que se está culpando a los reguladores de la situación, pero insiste en que la responsabilidad recae en las empresas que carecen de la diligencia debida y el cumplimiento adecuados. "Los reguladores aplican las normas. No están ahí para aplicar la diligencia debida en nombre de las empresas", afirman. "Algunas empresas tuvieron problemas porque sus proveedores extranjeros les facilitaron documentos de importación falsos. Culpan de ello a los reguladores, mientras que la responsabilidad debería recaer en los operadores en cuestión por no contar con el personal de cumplimiento adecuado que haga un buen trabajo".

La fuente dice que hay planes para presentar una queja ante la Comisión Europea en virtud del Reglamento 2017/1036, que cubre el dumping de importación en la Unión Europea cuando causa daño a una industria nacional. "Estamos reuniendo pruebas", aseguran. "Queremos que los reguladores suspendan las licencias de importación donde se esté produciendo dumping".

Mientras tanto, los sistemas internacionales de seguimiento se hacen más estrictos. Según la fuente, la UE y las Naciones Unidas están implantando nuevos requisitos digitales de seguimiento y localización. "Todo tendrá que estar registrado. Todos los documentos legales, todos los certificados de importación y exportación", afirma el informante. "Esto debería estar listo en seis meses".

Encrucijada
La promesa de Portugal como puerta de entrada del cannabis en Europa no está muerta, pero el camino a seguir es cada vez más complejo. El sector necesita escala, colaboración y transparencia si espera evitar el ciclo de auge y caída visto en Norteamérica. "No tengo nada en contra de la importación y el procesamiento", dice la fuente. "Lo que me parece inaceptable es vender flor con la bandera de Portugal cuando no se cultiva aquí".

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