En 2008, fruto de una línea de investigación de la Universidad del País Vasco sobre la autorregulación del crecimiento fúngico, nació Biofungitek. Lo que comenzó como un estudio académico sobre las moléculas que los hongos utilizan para controlar su desarrollo terminó convirtiéndose en una empresa con una especialización muy poco común: formulaciones biorracionales capaces de actuar sobre hongos fitopatógenos, mediante un mecanismo de acción físico–químico inspirado en la propia autorregulación de los hongos.
© Biofungitek
"En la universidad observábamos cómo determinadas especies utilizaban señales químicas, como el bicarbonato, para controlar su crecimiento", recuerda Igor Setién, responsable de I+D de Biofungitek. "A partir de ese principio desarrollamos un producto patentado de formulación exclusiva basado en carbonato potásico que, según el pH, puede transformarse en bicarbonato, que es precisamente lo que inhibe el desarrollo del hongo".
Ese conocimiento inicial dio lugar al primer formulado comercial, Lareki. Pero la empresa no se quedó ahí. "Llevamos casi dos décadas evolucionando la tecnología y hoy nuestro foco principal está en Latinoamérica, donde trabajamos con muchísima intensidad en el sector de las flores ornamentales, los arándanos, banano y otros cultivos de exportación", añade.
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De Euskadi al mercado latinoamericano
La actividad comercial de Biofungitek, que desde 2008 forma parte del Grupo Goizper, fabricante histórico de las mochilas de pulverización Matabi, está fuertemente orientada al exterior. "Nuestro volumen de ventas se sitúa principalmente en Perú, Colombia, Honduras, Guatemala, Costa Rica o Marruecos", explica Igor. Solo para el sector de las flores ornamentales en Colombia —un sector altamente tecnificado— la compañía suministra alrededor de 15 toneladas anuales de producto.
"En Europa las plagas y enfermedades son en gran parte estacionales, pero en los países tropicales no hay descanso; la humedad es alta todo el año y cuando una enfermedad se instala, eliminarla es casi imposible. En concreto, nuestras formulaciones son muy efectivas sobre todo en oídio, mildiu velloso y roya, que son tres de las grandes preocupaciones del sector florícola", señala.
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Biofungitek se apoya en dos pilares: la Tecnología BioKarb, formulaciones a base de sales potásicas que no generan residuos peligrosos, no inducen resistencias, tienen una alta compatibilidad con MIP y alta eficacia en climas tropicales; y en sus nuevas líneas botánicas: fungicidas, insecticidas y nematicidas a base de aceites esenciales y extractos vegetales.
"En los últimos tres años hemos desarrollado estas nuevas formulaciones basadas en extractos vegetales, y ya hemos iniciado los procesos de registro en varios países de Latinoamérica para ofrecer dentro de poco a los productores latinoamericanos nuevos productos con los que asegurar su éxito frente a las plagas en la producción de flores y hortalizas", adelanta.
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Biofungitek
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