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Simon Voogt ha visto lo que funciona y lo que no durante más de cuarenta años

"Renovar los sistemas de goteo después de 2 años de uso"

Durante su carrera como asesor de cultivos, Simon Voogt, recién jubilado, ha tenido la oportunidad de controlar el desarrollo de muchos cultivos, tanto bajo cristal como bajo plástico. Hace poco, tras su regreso a los Países Bajos, Simon compartió sus experiencias y consejos, centrándose esta vez en el agua, innegablemente un factor de éxito para un buen cultivo.

"El agua, como la luz del sol, es esencial para la vida en la Tierra", comenta Simon. "En el cultivo en invernadero, la cantidad de agua necesaria depende de las cantidades que las plantas necesitan para crecer, así como de la evaporación".

La evaporación es consecuencia del aumento de la temperatura de las plantas, que depende en gran medida de la radiación solar. La proporción del calor generado por sistemas de calefacción es mucho menor, según Simon. "El movimiento del aire (convección) y la humedad relativa dentro de la estructura contribuyen también a determinar las necesidades hídricas".

Impacto en las necesidades hídricas
Según Simon, la radiación solar es lo que más influye en las necesidades hídricas de una planta. En los años sesenta y setenta, se llevaron ya a cabo muchos estudios detallados sobre la relación entre la radiación y la evaporación en los cultivos en la Estación Experimental de Naaldwijk, señala el experimentado asesor de cultivos. En la actualidad, Simon asegura que se sigue investigando mucho sobre este tema. (2). "Hay tres instituciones de conocimiento, WUR, Plant Lighting y Delphy, colaborando estrechamente, por lo que en los próximos años se dispondrá de muchos datos concretos útiles para la horticultura de invernadero".

Las necesidades diarias de agua varían mucho de un cultivo a otro. La variedad, la densidad de la plantación, el tipo de sustrato en el que se cultiva o la calidad química del agua son todos factores importantes, enumera. También influye si las estructuras son de cristal o de plástico, si los cultivos están bajo túneles de plástico normales o de malla, si se utilizan o no pantallas protectoras, o si se instala iluminación, y si esta última es led, híbrida (led y HPS) o HPS. "Todo ello afecta a las necesidades de agua, ¡y las diferencias son enormes!"

Calidad del agua vertida
Independientemente de cómo el agua llegue a las plantas (por aspersión, mediante sistemas de goteo o con manguera), esta debe estar completamente libre de enfermedades y plagas, subraya Simon. "Por lo tanto, es aconsejable examinar a fondo el agua para detectar la presencia de bacterias, hongos y virus antes de utilizarla para el cultivo. Este examen debe realizarlo un laboratorio reconocido y con experiencia".

En caso de detectarse la presencia de cualquier organismo, el agua debe desinfectarse muy a fondo antes de utilizarla. "En mi experiencia, el mejor método de desinfección es calentar el agua a una temperatura de 70 grados centígrados. Por encima de esta temperatura, todas las bacterias, hongos y virus mueren y el agua es perfectamente segura para su uso". Simon es consciente de que, debido al impacto del virus del fruto rugoso marrón del tomate, entre otros, la norma respecto a la temperatura a la que calentar el agua para matar los virus puede haberse vuelto más estricta.

Además de optar por una ubicación con buenas condiciones para la producción de cultivos comerciales, la composición química del agua que se usará para regar tiene una importancia capital, continúa el veterano asesor. "Sobre todo cuando se trabaja con sustratos en los que el volumen de raíces por planta es muy limitado".

El agua disponible debe contener unos niveles bajos de sodio (Na+) y cloruro (Cl-). Ambos iones (sodio y cloruro) se acumulan muy rápidamente en entornos radiculares limitados hasta niveles que pueden causar pérdidas tanto de producción como económicas, señala Simon. "En el agua de riego no son tolerables niveles de sodio (Na+) de 0,5 a 1,0 mmol/l y de cloruro (Cl-) de 1,0 a 1,5 mmol".

El Dr. J. van den Ende y el Ing. C. Sonneveld han llevado a cabo numerosas investigaciones científicas sobre los efectos del sodio y el cloruro en el agua de riego. (3). Si los niveles de sodio y cloruro son superiores a los indicados, esta agua debería mezclarse con agua de lluvia adicional, opina el experimentado asesor de cultivos. "Sin embargo, si esto es imposible, habría que invertir primero en una unidad de ósmosis para desalinizar esta agua".

Intercambio iónico
La ósmosis inversa es una forma de desalinización que se utiliza desde hace décadas para diversos fines industriales. El agua que contiene niveles demasiado altos de iones específicos, como potasio (K+) o sodio (Na+), por ejemplo, puede tratarse utilizando sistemas especiales de intercambio iónico basados en resinas, lo que reduce dichas concentraciones, según ha podido comprobar el experimentado asesor de cultivos durante su carrera.

"En la horticultura de invernadero, muchas plantaciones desinfectan el agua de drenaje, por ejemplo calentándola, tras lo cual se reutiliza el agua. Esto permite ahorrar mucha agua y fertilizantes y resulta más beneficioso para el medio ambiente. Sin embargo, sobre todo cuando se produce en un volumen limitado de sustrato y con niveles más altos de sodio en el agua, el contenido de sodio (Na+) puede alcanzar niveles demasiado altos, "lo que provoca pérdidas de producción y otros efectos negativos", afirma.

Simon señala que con la ayuda de tecnología de electrodiálisis de alta gama, han llegado al mercado soluciones capaces de eliminar específicamente el sodio. "Estas soluciones se han implementado con éxito en varias plantaciones, permitiendo reutilizar el agua de drenaje".

© Simon VoogtAgua de manantial con altos niveles de bicarbonato (HCO3-)
En las provincias holandesas de Utrecht, Gelderland, Brabante Septentrional y Limburgo, entre otras, donde se cultiva bastante en invernaderos, se utiliza a menudo agua de manantial. "Esta agua de manantial suele tener un contenido de sodio y cloruro lo suficientemente bajo, pero suele ser rica en bicarbonatos (iones HCO3-)".

Los iones HCO3 deben neutralizarse con ácido. Esto puede hacerse con ácido clorhídrico (HCL), ácido nítrico (HNO3) o ácido sulfúrico (H2SO4). La cantidad de ácido a añadir debe calcularse con mucha precisión por expertos y depende de la cantidad de bicarbonatos que contenga el agua del manantial.

Foto de la derecha: Cascada en los Alpes franceses. Foto de Simon Voogt

La receta de nutrientes debe calcularse y prepararse correctamente, sobre todo cuando se utilizan sistemas de goteo, subraya el asesor de cultivos. "Si no se neutralizan bien los bicarbonatos, estos se precipitarán junto con el calcio en el agua y contaminarán gravemente el sistema de goteo. Con un cálculo y una composición inexactos, aumentará el pH (acidez) en el entorno de las raíces".

Según Simon, una acidez en el entorno de las raíces superior a 6,5 hace que los oligoelementos hierro (Fe), manganeso (Mn) y zinc (Zn) sean menos absorbibles para las plantas. "Unos niveles demasiado bajos de estos microelementos en las hojas provoca clorosis y unas hojas menos verdes. Esto provoca a su vez un desequilibrio entre asimilación y respiración, lo que en última instancia se traduce en una menor producción".

© Thijmen Tiersma | HortiDaily.esPlanta de ósmosis inversa en una imagen de archivo de VegetableNews

Agua limpia
Mantener el agua limpia significa mantener el nivel más bajo posible de vida biológica, es decir, poca o ninguna alga o bacteria, indica el experimentado asesor de cultivos. "Algunas bacterias anaerobias producen limo, que puede acumularse en los goteros e interrumpir el suministro de agua a las plantas".

Incorporar peróxido de hidrógeno (H2O2) al agua que se usa en sistemas de goteo evita dichas obstrucciones, subraya Simon. Mata las bacterias y tiene el efecto secundario positivo de aumentar ligeramente el contenido de oxígeno (O2) del agua". El polvo, la materia orgánica y los granos finos de arena forman lodos en el fondo de los depósitos de agua de lluvia, y estos no deben llegar al sistema".

El veterano asesor señala que todo el mundo sabe que el agua que se incorpora a los sistemas debe primero filtrarse muy bien. "Hay que realizar con regularidad un mantenimiento adecuado de todos estos filtros. Mi consejo es renovar los sistemas de goteo después de 2 años de uso. Así se garantiza un suministro de agua por goteo uniforme durante toda la temporada de cultivo".

En otras ocasiones, Simon habló de la importancia del oxígeno en el agua de riego y compartió sus experiencias prácticas. También escribió sobre la luz solar y el papel de esta fuente de energía natural en la horticultura.

Fuentes a las que Simon hace referencia:

(2) Proefstation Naaldwijk; informes internos escritos por el Dr. P.A. de Lint, Ing. G.Hey, Ing. R. de Graaf

- (3) Proefstation Naaldwijk: Informes internos redactados por el Dr. ir. J. van den Ende y el Ing. C. Sonneveld

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