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Posibles enfermedades fúngicas tras las lluvias en Andalucía

La RAIF informa que las precipitaciones que están teniendo lugar en la comunidad andaluza van a favorecer, sin duda alguna, la aparición de enfermedades en numerosos cultivos. A continuación, se enumeran las enfermedades más comunes que se podrán encontrar parasitando los invernaderos andaluces, las condiciones óptimas para su establecimiento o desarrollo y su sintomatología; así como, las recomendaciones para prevenir y/o minimizar su impacto sobre las plantas.

Botritis (Botrytis cinerea): Es un hongo saprofito que provoca grandes daños en numerosos cultivos (frutos rojos, hortícolas, etc). Cuando los días son cortos, la luminosidad es escasa y las temperaturas son del orden de 15-20º C, las plantas pueden sufrir graves daños. Botrytis cinerea precisa de materia orgánica muerta para poder iniciar la invasión de las partes vivas de la planta. Lesiones de color gris-marrón son el síntoma más habitual de esta enfermedad. Las lesiones se localizan en las hojas, los tallos, los frutos y las flores. En algunos cultivos el hongo causa lesiones en las heridas de poda. Se recomienda mantener la humedad lo más baja posible, asegurando una buena ventilación; realizar podas para mejorar la circulación del aire dentro del cultivo; evitar las altas densidades de siembra para no limitar la circulación del aire y la luz; asegurar una buena higiene en el invernadero, eliminando y destruyendo las partes infectadas al primer síntoma; restringir el abonado nitrogenado para evitar un vigor excesivo. En caso necesario, se deberá aplicar fungicidas preventivos (de contacto) y/o curativos (sistémicos) autorizados, y siempre rotando las materias acticas a emplear.

Mildiu de las cucurbitáceas (Pseudoperonospora cubensis): Es una enfermedad de climas áridos y húmedos que se desarrolla tanto en cultivos protegidos como al aire libre, siendo en invernadero donde se encuentra el microclima más adecuado para su desarrollo. Las condiciones climáticas óptimas para su desarrollo son temperaturas suaves (15 a 25 °C) y humedades muy altas (80-90%). La presencia de agua libre sobre las hojas es imprescindible para la infección. Temperaturas inferiores a 5 °C o superiores a 35 °C detienen su desarrollo. Las esporas son dispersadas muy fácilmente por el viento, las corrientes de aire, las salpicaduras de agua y escorrentías consecutivas a fuertes lluvias o riegos por aspersión. El viento cálido y húmedo asegura el transporte de las esporas a largas distancias. Gracias a contaminaciones sucesivas el mildiu puede generalizarse en grandes superficies a partir de una zona de producción que actúa como foco. Se recomienda el empleo de variedades resistentes o tolerantes a la enfermedad; dejar un espacio amplio entre plantas para favorecer la circulación del aire y evitar un microclima húmedo; evitar el exceso de abonado nitrogenado, ya que puede favorecer el desarrollo de la enfermedad; mantener la zona de cultivo limpia, eliminando los residuos de plantas infectadas al final de la temporada; no asociar cultivos que sean susceptibles a esta enfermedad en la misma parcela; realizar podas regulares, especialmente podas "en verde" para eliminar hojas muertas o infectadas, lo que ayuda a reducir el inóculo y mejorar la aireación. Es fundamental asegurar una buena circulación de aire en el cultivo, ya sea mediante la orientación de las plantaciones en la dirección del viento dominante o instalando sistemas de ventilación en invernaderos. En caso necesario, se deberá aplicar fungicidas preventivos (de contacto) y/o curativos (sistémicos) autorizados, y siempre rotando las materias activas a emplear.

Podredumbre de cuello y raíz (Phytophthora spp.): Ataca a numerosos cultivos hortícolas, además de fresa y cítricos, provocando diferentes síntomas dependiendo de la especie del hospedante. La aparición de esta enfermedad se ve favorecida por la humedad del suelo elevada y por temperaturas comprendidas entre los 15 y 26 ºC. El hongo puede ser transportado por el agua de riego. En el estado de plántula, produce una muerte total de la planta (Caída de plántula o Damping-off), mientras que en plantas adultas se puede observar una podredumbre en la raíz y en el cuello de éstas. Para su control se recomienda evitar encharcamientos prolongados, cultivando en bancales elevados y asegúrese de que el suelo tenga buen drenaje; ajustar el riego para que no moje el tronco, separando los emisores de riego del cuello de las plantas; procurar que los riegos sean cortos y frecuentes, evitando la sequía entre riegos; limpiar y desinfectar a fondo toda la maquinaria, herramientas y calzado antes de usarlos en otras parcelas; opta por variedades y patrones que sean resistentes al hongo; eliminar y destruir los restos de plantas enfermas, incluyendo hojas y raíces, para evitar la propagación; evitar colocar materia orgánica en descomposición cerca de la base del tronco; procurar no hacer heridas en el tronco o las raíces durante el manejo del cultivo y la maquinaria; así como, la aplicación de fungicidas específicos autorizados, aconsejándose el uso de compuestos cúpricos o Fosetil-Al, especialmente después de lluvias. En la siembra o trasplante, se puede desinfectar el suelo mediante solarización o biofumigación.

Fuente: juntadeandalucia.es

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