En Japón, una práctica agrícola reciente demuestra que modificaciones en invernaderos impactan en la producción de alimentos. Un estudio indica que las redes rojas disminuyen el daño por plagas en cultivos de puerros Kujo, lo cual ofrece una gestión más limpia.
El empleo de dichas redes reduce la dependencia de insecticidas sintéticos, comunes para controlar plagas que afectan la productividad. Esto impulsa prácticas agrícolas más responsables.
Investigaciones en laboratorio y campo muestran que las redes rojas son más efectivas que las convencionales, incluso con mallas más grandes. Los insectos, que no perciben este color, evitan los cultivos protegidos.
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La actuación de estas redes fomenta debates sobre el "control óptico de plagas", herramienta agrícola moderna. Las redes rojas representan una alternativa ecológica que disminuye plagas como el trips de la cebolla y el uso de pesticidas en la agricultura nipona.
El análisis comparó redes de distintos colores, revelando que las rojas reducen aplicaciones químicas. En cultivos con protección completa o parcial de estas redes, el uso de insecticidas disminuyó entre 25% y 50%. Los puerros obtenidos muestran mejor calidad comercial debido a reducidos daños.
Este sistema se basa en un mecanismo visual: muchos insectos carecen de receptores para el color rojo, lo que convierte a las redes en barreras eficaces.
Aunque más caras que los pesticidas, su durabilidad y capacidad de reutilización las convierten en una inversión a largo plazo.
Ensayos de campo confirman su efectividad, ofreciendo mejor ventilación que reduce infecciones fúngicas, beneficiando la salud del cultivo. Se destaca que el uso constante de pesticidas fomenta resistencia en plagas. Las redes rojas evitan este problema.
El estudio sugiere que estas herramientas podrían aplicarse a otras producciones y regiones interesadas en métodos menos químicos.
El uso de redes rojas representa un avance ecológico. Al reducir pesticidas, disminuye la contaminación del agua, la degradación del suelo y el impacto en especies no objetivo. Además, se protege la biodiversidad, resguardando polinizadores esenciales y promoviendo ecosistemas agrícolas equilibrados.
Su aplicación contribuye a reducir la exposición humana a residuos químicos, ofreciendo productos más seguros.
Ventajas incluyen la reducción de químicos, mayores rendimientos y calidad, ahorro económico a largo plazo, y mejora del ecosistema agrícola. Los suelos mantienen su microbiota, los polinizadores permanecen activos y el entorno es más estable.
Fuente: noticiasambientales.com