Los antibióticos, aunque eficaces, presentan efectos secundarios y limitaciones en cuanto a biodisponibilidad y direccionamiento. Su uso inadecuado ha contribuido a la crisis de resistencia antimicrobiana. Además, los pesticidas químicos, usados extensivamente en la protección de cultivos, causan impactos negativos en el medio ambiente y la salud humana, y generan problemas de resistencia.
En este contexto, los péptidos antimicrobianos surgen como una posible alternativa a los antibióticos y pesticidas, mostrando eficacias comparables y menores problemas de resistencia por ser de origen natural. Sin embargo, su aplicación en la práctica clínica y en la agricultura enfrenta desafíos debido a la posible degradación y limitada capacidad de direccionamiento, lo cual afecta su bioactividad, estabilidad y toxicidad.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de La Laguna en colaboración con el CSIC, liderado por José Manuel Pérez de la Lastra, ha demostrado cómo la encapsulación de dos péptidos antimicrobianos diferentes (Cm-p1, del molusco Cenchritis muricatus, y Lip1, una catelicidina del cetáceo Lipotes vexillifer) en nanopartículas de 190-239 nm basadas en quitosano, mejora su bioactividad. Estas nanopartículas, sintetizadas mediante gelificación iónica, pueden tener aplicación futura en agricultura y biomedicina.
Estudios bioinformáticos analizaron las características fisicoquímicas de los péptidos y la adecuación de las nanopartículas de quitosano para incorporarlos. Aunque los péptidos libres presentaban diferentes actividades contra Botrytis cinerea (un hongo patógeno común en plantas), su encapsulación en nanopartículas mejoró su eficacia, inhibiendo la germinación de conidios y el crecimiento hifal.
Según los datos experimentales, mientras que las propiedades antimicrobianas del quitosano impactan en la mejora de la bioactividad de los péptidos, la principal causa del aumento en eficacia es la vectorización de los péptidos a través de su inclusión en nanotransportadores.
Esta investigación fue llevada a cabo por el Grupo de Investigación de Encapsulación y Evaluación Biológica Avanzada de la Universidad de La Laguna, bajo la coordinación del profesor Edgar Pérez Herrero, del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología Farmacéutica.
Fuente: elperiodicodecanarias.es