El Perú consolida su posición en el nicho internacional de los capsicum procesados, con el pimiento piquillo en conserva como su principal producto de expansión.
En 2024, el comercio mundial de pimientos dulces y picantes alcanzó los 7.500 millones de dólares, manteniendo una tendencia ascendente. México, España, Países Bajos, Canadá y Estados Unidos concentraron el 75 % del valor total exportado, apoyados en modelos agroindustriales de gran escala.
Durante 2025, la volatilidad climática marcó el ritmo del mercado. En Europa, España —tradicional proveedor de referencia— enfrentó una campaña complicada, especialmente en Almería, debido a la plaga Thrips parvispinus y a fenómenos meteorológicos que redujeron la producción de primera categoría. La escasez elevó los precios y generó un vacío de suministro en Alemania y Francia, lo que impulsó la demanda hacia orígenes alternativos como Marruecos e Israel.
En Norteamérica, la producción mexicana disminuyó ligeramente ante la incertidumbre hídrica y la posibilidad de nuevos aranceles estadounidenses, mientras que Canadá redujo su superficie de invernadero por la presencia de Fusarium. A ello se sumaron las heladas que afectaron cultivos mexicanos a inicios del año, abriendo una oportunidad que Perú aprovechó durante la primavera boreal.
Los principales exportadores muestran estrategias diferenciadas. México prioriza el volumen y los bajos costos laborales para abastecer al mercado estadounidense. España combina producción tecnificada en invernaderos con el modelo artesanal del Pimiento del Piquillo de Lodosa, amparado por una denominación de origen que exige asado a fuego directo y pelado manual. Aunque este proceso eleva los costes, mantiene el valor de marca y la autenticidad del producto. Países Bajos, en tanto, se especializa en logística y reexportación, apoyado en certificaciones ambientales de alto estándar.
En el caso peruano, la producción de piquillo combina la agricultura familiar con la gran agroindustria. Lambayeque lidera la producción nacional.
El desempeño de 2025 confirma la recuperación del sector tras un 2024 desfavorable. Hasta septiembre, las exportaciones de piquillo sumaron 25.866 toneladas, valoradas en 58 millones de dólares FOB, lo que representa un crecimiento del 42% en volumen y del 32% en valor respecto al año anterior. Sin embargo, el precio promedio descendió un 6%, situándose en 2,24 dólares por kilogramo, reflejo de la fuerte competencia internacional. España continuó siendo el destino principal, con entre el 83% y el 84% de participación en los envíos del primer semestre.
De cara al futuro, el sector busca reducir su dependencia del mercado español mediante la diversificación hacia destinos con alto potencial, como Alemania, Estados Unidos e Italia. También se prevé un mayor enfoque en certificaciones de sostenibilidad y producción orgánica, con el objetivo de competir por valor y no solo por precio.
El desafío principal radica en reforzar la inocuidad y el cumplimiento fitosanitario, garantizando residuos mínimos y trazabilidad total. La articulación entre el Senasa, las agroexportadoras y los productores será clave para consolidar al piquillo peruano como un producto de calidad, sostenible y con identidad propia en los mercados internacionales.
Fuente: freshfruit.pe