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"El 'T. parvispinus' se encuentra en prácticamente la totalidad del Poniente almeriense, pero solo ha afectado gravemente a un 10-15% de la producción"

El Thrips parvispinus es, de una manera, un viejo conocido en Europa. En el año 2000, Reino Unido ya sugirió que el T. parvispinus debería agregarse a la Lista de Alertas del organismo internacional European and Mediterranean Plant Protection Organization (EPPO), después de que esta especie originaria del sudeste asiático fuera detectada en dos invernaderos cerca de Volos, Grecia, y reportada como "dañina" para las plantas de Gardenia. Aunque esta no fue su primera aparición por Europa, ya que, de acuerdo con los reportes de la EPPO, la plaga ya habría sido interceptada (como T. taiwanus) por los Países Bajos en 1996 en un envío de flores cortadas de gardenia de Indonesia.

Hoy en día, esta especie tropical y polífaga ya está establecida en países de los cinco continentes.

© EPPOFuente de la imagen: https://gd.eppo.int/taxon/THRIPV/distribution

En cuanto a España, T. parvispinus se registró por primera vez en septiembre de 2017, en un invernadero que —precisamente— producía plantas de gardenia y mandevilla. Durante un seguimiento adicional entre septiembre de 2017 y junio de 2019, también se observaron larvas y adultos en especies de cítricos ornamentales, y de la mano del comercio global —según apunta la EPPO—y del cambio climático, como señala Juan Antonio Sánchez, de Coexphal, no tardó en llegar a los invernaderos de pimientos del litoral mediterráneo, donde las temperaturas suaves, la humedad controlada y la abundancia de cultivos protegidos favorecieron su establecimiento.

"Hace 15 años no se habría instalado, porque no se puede olvidar que es una especie tropical; pero con el aumento de las temperaturas y el cambio climático no solo ha podido instalarse, sino que desde las primeras detecciones en plantaciones de pimientos en Almería en 2022, en esta campaña 2025/26 hay presencia de T. parvispinus en entre el 95 y el 100% de las fincas de los socios de Coexphal del Poniente almeriense".

"Hasta ahora se detectan daños graves en un 10-15% de la producción de pimiento", prosigue, "y aunque no tenemos datos concretos del número de hectáreas que se han tenido que arrancar, sí que sabemos que podrían aumentar en los próximos días —pese a que, con la llegada del frío, la plaga se detendrá—, ya que el daño ya se ha producido en el mes de octubre y en lo que llevamos de noviembre".

© MartinBergsma | Dreamstime

Cabe resaltar que el daño provocado por el T. parvispinus en los pimientos es superficial; no altera nutricionalmente a la hortaliza ni supone un riesgo para el consumidor, pero deja una marca a nivel estético que hace peligrar su carácter comercial.

"Las exigencias de los supermercados por recibir fruta y hortalizas impecables hacen que, si el pimiento tiene una marca por trips, sea prácticamente descartado. Eso genera mermas adicionales que muchas veces no se contabilizan correctamente, y estamos intentando hablar con las cadenas para que cambien su política al respecto, ya que es un sinsentido desperdiciar pimientos que simplemente tienen una marca a nivel de piel".

"En estos momentos pienso en la magnífica estrategia de marketing que llevó a cabo hace muchos años Plátano de Canarias, y que consiguió que las manchas de los plátanos pasaran de ser un defecto a un valor y que todos los consumidores lo entendieran así. Siendo el pimiento de Almería un producto cultivado casi en exclusiva con estrategias de lucha biológica, una marca en su piel podría considerarse como un valor, y la prueba de que no se usan productos químicos en su producción".

"Y, de hecho, seguiremos confiando en la lucha biológica para hacer frente al T. parvispinus".

"La química no basta"
El comportamiento del parvispinus en el campo presenta diferencias respecto a otros trips habituales, ya que posee la particularidad de que se esconde en una zona de la planta de muy difícil acceso, "de manera que ni siquiera los plaguicidas utilizados habitualmente contra otros trips están dando el nivel de control que necesitamos", reconoce Juan Antonio. "Por eso hemos reforzado, entre la Administración, las empresas biotecnológicas y las organizaciones de agricultores, una estrategia basada en insectos auxiliares que incluye el refuerzo de las condiciones para el establecimiento de auxiliares, el control por conservación y una vigilancia más precisa".

"Se ha elaborado un protocolo de control biológico para agricultores, y otro para semilleros, y recomendaciones para el transporte del material vegetal afectado. Paralelamente, se están testeando varios trips depredadores y ya hay pruebas muy avanzadas en campos comerciales. Se trata de especies autóctonas que se alimentan de otros trips, están bien adaptadas a las condiciones del sureste, se pueden producir en cautividad y están dando muy buenos resultados".

"Conocemos a este insecto desde hace prácticamente solo dos años"
Pese a todo, desde Coexphal reconocen la dureza de la situación para los agricultores. "Estamos en una situación complicada; hay pérdidas y muchos agricultores lo están pasando muy mal, pero estamos trabajando entre todos para encontrar la solución. Sabemos que los insectos auxiliares no tienen un efecto inmediato como un insecticida, y que aún no tenemos al 100% la forma de trabajar. Pero vamos en el camino".

"Conocemos a este insecto desde hace prácticamente dos años y aún no sabemos con certeza cómo se va a adaptar a nuestro clima y sistemas productivos. Por eso aún estamos adaptando nuestros sistemas de control a esta nueva plaga, y confiamos en encontrar entre todos una solución, al igual que ya hicimos con el Frankliniella occidentalis, que, sin pensarlo, marcó un punto de inflexión en la manera sostenible con la que producimos pimiento en Almería".

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