"Todos sabemos que el motor de aireación necesita lubricación y que la unidad de cogeneración necesita su revisión anual. Sin embargo, donde realmente se gasta la mayor parte del dinero y el tiempo de una empresa, y lo que más determina el resultado final, es en las personas. Y, sin embargo, invertimos sorprendentemente poco en ellas", afirma Peter Klapwijk, de 2Harvest. No se trata solo de hacer el trabajo más agradable, añade, también es un buen negocio. "Sale a cuenta. El último diez o veinte por ciento de tu rendimiento reside en la mano de obra. Prestar atención a eso es mejor para tu gente, mejor para ti mismo, y hace que el trabajo, y la vida, sean más gratificantes".
© 2Harvest
La mano de obra como inversión, no como coste
En todo el mundo se cita la mano de obra como uno de los mayores retos de la horticultura: la disponibilidad, la calidad y el coste están sometidos a presión. Pero Peter cree que esa perspectiva debe cambiar. "No debemos ver la mano de obra como un gasto, sino como una oportunidad, una inversión. Mejorando la calidad del trabajo se puede aumentar tanto el rendimiento como la calidad del producto".
Incluso cuando la escasez de mano de obra aún no es un problema, dice, las empresas deben anticiparse a lo que está por venir. "Los datos demográficos son claros: cada vez son menos los jóvenes que se incorporan al mercado laboral en todos los niveles. Para seguir siendo competitivo como empleador, hay que ofrecer un lugar donde la gente pueda aprender, crecer y labrarse una carrera. Invertir en la formación de los empleados y en sus carreras profesionales, beneficiará a los cultivos, a las personas y a la empresa. Por eso es una obviedad".
Es un tema relevante para todos los productores y en todos los mercados. "La importancia de la calidad en la propagación es inexplicable, ya que tiene tanta importancia para los resultados finales de un productor. Pero también en los cultivos de producción, las personas pueden marcar realmente la diferencia".
Empresas más grandes, mayor responsabilidad
Peter lo experimentó de primera mano cuando su propio vivero creció hasta las cinco hectáreas a principios de los noventa. "De repente, tuvimos capataces y un equipo de gestión, lo que supuso un gran ajuste. Más tarde, cuando combiné el cultivo con la consultoría, se hizo aún más importante confiar en la gente que trabajaba para mí".
Esa tendencia continúa hoy. "Las empresas son cada vez más grandes, veinte empleados se convierten en cien, y cien en doscientos. Antes, el personal trabajaba a tu lado y aprendía directamente. Eso ya no es posible. A medida que aumentan la tecnología y la complejidad, la interacción humana se vuelve aún más crucial".
La formación suele centrarse en sistemas y programas informáticos, señala, "pero menos en cómo nos tratamos unos a otros, cómo mantener un buen ambiente, cómo instruir o motivar a alguien. Ahí es donde sigue faltando atención".
El factor humano en la horticultura
"La calidad de tu gente importa incluso más que la calidad de tus semillas o sustratos", dice Peter. "Si la semilla no es buena, puedo sembrar más o comprar otro lote. Si el sustrato es malo, puedo cambiarlo o ajustar el riego. Pero si tu gente no está bien, eso es mucho más complejo y tiene un impacto mucho mayor en los resultados".
"En un cultivo sano puede haber hasta un 30% de variación entre plantas. Lo mismo ocurre con los equipos: la motivación marca una gran diferencia. Ser inteligente en los negocios significa dar tanto amor y atención a tu gente como a tus plantas".
En horticultura, los debates sobre mano de obra suelen centrarse en la disponibilidad, la regulación o el registro. "Vigilamos, contamos y controlamos, pero a menudo nos olvidamos de celebrar lo que va bien. Es igual de importante mostrar lo gratificante que es hacer las cosas bien. Hay un enorme potencial sin explotar en el trabajo".
Lecciones del terreno
La filosofía de Peter está moldeada por décadas de experiencia: como productor, empresario, coach intuitivo y consultor internacional. Recuerda un invernadero estadounidense en el que le pidieron que entrenara a los encargados de la mano de obra. "En una sesión, les mostré cómo el número de hojas por planta podía suponer una diferencia del 15% en el rendimiento. Una punta de planta rota suponía un retraso de tres semanas. Cuantificamos todo: el espaciado entre plantas, la uniformidad y los resultados".
Más tarde, los miembros del equipo mostraron orgullosos sus progresos. "'Mira, ¿ya no cuelgan las cabezas uniformemente?', decían. Habían tomado conciencia de que su trabajo influía directamente en el éxito de la empresa. No era solo un trabajo que había que terminar, sino que importaba".
El reconocimiento, añade, debe ir más allá de las palabras. "Adjúntale una recompensa económica y realmente darás poder a la gente".
El retorno de la atención
¿Un coste adicional? En realidad no, sostiene Peter. "La horticultura se basa en la eficiencia: 'no hables, sólo haz'. El trabajo duro y la frugalidad dan el primer beneficio, sí. Pero si inviertes solo cincuenta céntimos por metro en tus colegas, puedes ganar tres euros a cambio. Para crecer con eficacia, es imprescindible contar con personas bien formadas y motivadas".
En parte porque los costes de contratación e incorporación son elevados, pero también porque los empleados son su verdadera conexión con la empresa. "Estamos llenos de protocolos y procedimientos, pero tus empleados son los verdaderos ojos y oídos de tu negocio, y a menudo los que tienen las mejores ideas para mejorar".
Cuando Peter compaginó la consultoría con la gestión de su vivero, hizo transparentes tanto el rendimiento como la calidad, y vinculó las recompensas a ellos, individualmente y por equipos. "Con el tiempo, me ausenté más a menudo y el rendimiento mejoró. Ahí es cuando sabes que has construido algo fuerte".
Hazlo visible, hazlo medible
"Es algo que todos sabemos en teoría, pero no siempre somos conscientes de lo que podemos hacer nosotros mismos", concluye Peter. Su consejo: "Haz que las cosas sean medibles y visibles. Si no está seguro de si romper o cortar hojas, pruebe una sección y vea qué funciona mejor. No solo en tiempo, sino también en rendimiento".
Recuerda haber comparado un nuevo gancho para tomates que rodaba más suavemente con el estándar. "Al final de la temporada, el rendimiento era mayor porque las plantas bajaban con más suavidad. Eso solo se descubre midiendo y haciéndolo visible. Hable de ello con su equipo y hágales responsables, también económicamente. Porque si no lo compartes, nunca lo multiplicarás".
Este blog se ha escrito en colaboración con Paskal Group. Esta empresa está especializada en suministros para invernaderos y sistemas de apoyo al cultivo. La calidad está en el centro de su producción, ya que creen que es la única vía para una productividad y un crecimiento óptimos.
Para más información:
Paskal
[email protected]
paskal-group.com