Durante más de dos décadas, la Fundación del Alto Atlas ha trabajado para fortalecer los medios de subsistencia rurales en Marruecos ayudando a los pequeños agricultores a acceder a las herramientas, la tecnología y los recursos que necesitan para prosperar. Cofundada por antiguos voluntarios de los Cuerpos de Paz en 2000, la organización marroquí sin ánimo de lucro ha crecido hasta convertirse en una red de casi 20.000 agricultores de todo el país, centrada en la agricultura sostenible impulsada por la comunidad.
"Apoyamos la integración económica de los agricultores para que puedan acceder a mejores tecnologías, pero también a mejores recursos, agua y energía", explica Rim Baji, director de Asociaciones de la Fundación Alto Atlas. "Las explotaciones más grandes y con mejores recursos ya tienen acceso al mercado y a la financiación, pero no contribuyen necesariamente a mejorar los medios de vida de la mayoría. Nuestro objetivo es llegar a esa mayoría".
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Ampliar el acceso mediante la demostración y el aprendizaje compartido
La mayor parte del trabajo de la Fundación se ha centrado en la plantación de árboles, el cultivo en campo abierto y la producción en invernadero, sobre todo en su vivero de árboles jóvenes. A medida que se expande a nuevas regiones de África, HAF explora cómo las tecnologías de entorno controlado podrían complementar su modelo actual. Baji explica que la agricultura vertical, a menudo vista como una solución urbana de alta tecnología, también puede servir a las comunidades rurales si se adapta a los contextos locales.
"Queremos aportar otra tecnología porque la agricultura vertical puede dar a un pueblo un almacén en el que todos contribuyan y se beneficien", afirma. "Para los agricultores analfabetos o que nunca han visto sistemas de este tipo, es importante tener una granja modelo donde puedan ver la tecnología funcionando. Una vez que lo hagan, podrán imaginar cómo aplicarla".
La Granja Modelo propuesta por HAF tiende ese puente: un centro de demostración de tecnología baja a media que combina sistemas verticales, invernaderos y umbráculos diseñados para reproducirse en los variados climas de Marruecos. "Se diseñará en función de las necesidades del ecosistema, no una solución para todos", explica Baji. "Empezaremos por cartografiar y analizar el lugar, y luego lo configuraremos con tecnologías que los agricultores puedan copiar y adaptar".
La agricultura vertical como herramienta de propagación
Uno de los casos más prometedores de la Fundación es la propagación. HAF gestiona nueve viveros de árboles que producen en conjunto unos cuatro millones de plantones al año. Entre ellos hay especies autóctonas como el olivo, el algarrobo, el almendro y el granado, que se distribuyen a los agricultores para mejorar la seguridad alimentaria y generar ingresos.
"La propagación es una forma increíble de utilizar la agricultura vertical de forma sostenible sin competir con los cultivos normales", afirma Baji. "Producimos árboles que generan alimentos e ingresos para las familias. Con la agricultura vertical, podemos cultivar árboles jóvenes más fuertes que tienen una mejor tasa de supervivencia una vez plantados en el campo."
En lugar de situar las granjas verticales como competidoras del cultivo en campo abierto, Baji las considera complementarias. "No queremos competir con los excelentes tomates de campo abierto de Marruecos ni con otros cultivos. La agricultura vertical puede completar toda la cadena de valor. Preserva los recursos, utiliza menos agua y añade precisión donde es más eficaz".
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Un modelo de economía compartida para la tecnología rural
El planteamiento de HAF favorece la infraestructura compartida frente a la propiedad individual. "Si un agricultor construye una granja vertical, puede que no sea económicamente viable", dice Baji. "Pero si funciona en un modelo de economía compartida, utilizado como lugar de propagación y formación para muchos agricultores, tiene sentido. Pueden compartir los costes y disfrutar de los beneficios".
Este modelo de colaboración se ajusta a la misión más amplia de HAF de desarrollo dirigido por la comunidad. "Nuestros agricultores no son agrónomos ni economistas; son personas que sienten la tierra", explica. "Cuando ven que sus granjas funcionan, sus hijos que se marcharon a las ciudades suelen volver. Se convierte en una historia de integración económica y estabilidad".
Revitalizar la vida rural a través de la tecnología
La agricultura sigue siendo la columna vertebral de la economía marroquí, pero las zonas rurales se enfrentan a retos como el envejecimiento de la población agrícola, la escasez de recursos y la emigración juvenil. La introducción de nuevas tecnologías por parte de HAF pretende mejorar la productividad y hacer la agricultura más atractiva para las generaciones más jóvenes.
"El desarrollo de las capacidades agrícolas es una herramienta de integración", afirma Baji. "Si los jóvenes ven que las explotaciones pueden generar ingresos reales gracias a la tecnología, vuelven. La agricultura vertical también atrae a los interesados en la innovación y los datos. Cambia la imagen de lo que puede ser un agricultor".
El siguiente paso es formalizar la Granja Modelo y buscar alianzas para su implantación. "Queremos tener cierta exposición para recaudar fondos", añade Baji. "La High Atlas Foundation tiene un sólido historial de más de veinte años, y queremos basarnos en él para mostrar cómo los nuevos modelos pueden servir a las necesidades de los agricultores rurales".
Para más información
Fundación Alto Atlas
Rim Baji, Jefe de Asociaciones
[email protected]
www.high atlasfoundation.org