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“Cultivamos flores comestibles en condiciones extremas: con 0,1 mm de lluvia anual y la radiación solar más alta del mundo”

El mismo invernadero que vio nacer la hidroponía con nanoburbujas en el desierto de Atacama hoy florece con colores y aromas inesperados. Desde el Valle de Azapa, en la frontera norte de Chile, Mallkivitor ha convertido la ciencia agrícola en arte gastronómico: flores comestibles hidropónicas cultivadas con agua oxigenada mediante nanoburbujas, en un entorno donde la lluvia prácticamente no existe.

© Mallkivitor

"Las flores comestibles nacieron casi por curiosidad. Nuestros clientes empezaron a pedir productos distintos a las hortalizas tradicionales, y decidimos probar. Al principio eran pequeños ensayos entre las lechugas y las albahacas; hoy tenemos un invernadero dedicado exclusivamente a flores", relata Pedro, cofundador junto a Michelle.

El proyecto, que comenzó a principios de 2024, cuenta con el apoyo de Corfo y busca sentar las bases de una inteligencia artificial agrícola aplicada a la producción de flores comestibles hidropónicas. Para ello, el equipo ha integrado sensores ambientales y de agua que recopilan datos de temperatura, radiación, pH, oxígeno y nutrientes, con el fin de ajustar las condiciones en tiempo real y optimizar cada etapa del cultivo.

© Mallkivitor

Entre ciencia y gastronomía
"Chile tiene una cocina muy tradicional, y nuestro desafío ha sido mostrar que también se puede comer color, textura y aroma. Las flores no solo son decoración: aportan antioxidantes, vitaminas y nuevos sabores", explica Pedro.


El catálogo actual incluye tajetes, zinnias, alisos, caléndulas y dalias, además de pruebas con capuchina, borraja, malva, physalis y amapola, todas producidas sin agroquímicos y regadas con agua oxigenada por nanoburbujas. "Hemos tenido que aprender todo: los ciclos productivos, la postcosecha, el envasado, el etiquetado. Es un desarrollo integral del producto", añade.

© Mallkivitor

Cada flor es cultivada en condiciones extremas —con 0,1 mm de lluvia anual y la radiación solar más alta del mundo—, pero la tecnología permite mantener una producción constante y sostenible. Las plantas crecen en sistemas cerrados que optimizan el uso del agua y de los nutrientes, demostrando que incluso el desierto puede producir belleza y alimento.

"Trabajamos con hoteles, restaurantes, reposterías y cafeterías de distintas ciudades del norte, como Arica e Iquique, y también comenzamos a enviar pedidos a Santiago. Es un mercado emergente, pero muy receptivo, sobre todo en la alta gastronomía", comenta.

Flores con identidad y tecnología
La presentación del producto ha sido otro de los pilares del proyecto. Mallkivitor diseñó un packaging propio —envases tipo bowl—, validado con análisis nutricionales del Instituto Nacional de Alimentos (INTA), de manera que cada envase contiene información sobre la especie y sus propiedades nutricionales.

"Queríamos que el consumidor entendiera que estas flores no son solo bonitas, sino también saludables. Son, de hecho, el resultado de años de investigación, aplicando tecnología en el lugar más inhóspito del planeta", dice Pedro.

El proyecto, aún en ejecución, ha posicionado a la empresa como un referente nacional en agricultura innovadora. Tras el éxito de su primera experiencia con nanoburbujas, Michelle ha representado a Chile en eventos internacionales como Macfrut (Italia) y Expo Osaka (Japón), llevando las flores del desierto a escenarios globales.

© Mallkivitor

Del Atacama al mundo
En paralelo a las flores, Mallkivitor experimenta con cultivos especiales como la salicornia, una planta halófila que acumula sodio en sus tejidos y se perfila como alternativa vegetal a la sal marina, y el trébol de roca (Oxalis), de sabor a manzana verde. Ambos productos, cada vez más utilizados en la cocina europea, apuntan a diversificar la oferta gourmet chilena.

"Nos inspiran las tendencias internacionales, sobre todo las de Europa. Hoy se habla mucho de bebidas probióticas, coctelería botánica y cocina funcional, y las flores, la salicornia o el oxalis encajan perfectamente en esa nueva gastronomía", explica Pedro.

Con sus raíces en el desierto y la mirada puesta en el mundo, Mallkivitor se ha consolidado como un modelo de innovación sostenible. Lo que comenzó como una experiencia familiar en una caleta de pescadores se ha convertido en un símbolo de cómo la tecnología, la ciencia y la sensibilidad pueden transformar la agricultura latinoamericana.

"Nuestro mensaje es simple —resume Pedro—: se puede producir sin dañar, optimizando recursos, enseñando a cuidar el agua y revalorizando los alimentos. Si podemos hacerlo aquí, en el desierto más árido del mundo, se puede hacer en cualquier parte".

© MallkivitorPara más información:
Mallkivitor
El Ródano 674, Km 11.5
Valle de Azapa, Arica (Chile)
Tel.: +56 9 44536271
[email protected]
https://hidroponiamallkivitor.cl

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